El universo digital está lleno de oportunidades y recursos para el crecimiento personal y académico, pero también puede ser un espacio de vulnerabilidad. En la era digital, los adolescentes se enfrentan a una variedad de riesgos en línea, y uno de los problemas emergentes y alarmantes es el de las apuestas en línea .
La facilidad de acceso, las aplicaciones móviles y la atracción por el juego hacen que esta actividad esté cada vez más al alcance de los jóvenes. Como cuidadores y responsables de su formación, debemos comprender los riesgos que el mundo digital presenta, especialmente en relación con la privacidad y la conciencia crítica sobre el uso de la tecnología.
Tanto las plataformas de apuestas en línea como otras de entretenimiento digital recolectan datos constantemente. Los adolescentes suelen compartir datos personales y financieros sin plena conciencia de las repercusiones, lo que los hace vulnerables a fraudes y, en el peor de los casos, a manipulaciones para incitarlos a seguir jugando. Enseñarles a proteger su privacidad y explicarles cómo funciona la recolección de datos es esencial.
Comenzando por no compartir datos personales, también pueden incluirse otras estrategias sencillas como configurar ajustes de privacidad en sus dispositivos y aplicaciones.
El objetivo es que los adolescentes desarrollen una conciencia de ciberseguridad y comprendan que la protección de su información es parte de su seguridad en el entorno digital.
Otro desafío crítico es la gestión del tiempo. Las apuestas en línea y otros juegos están diseñados para capturar y retener la atención, una estrategia que dificulta que los adolescentes se retiren una vez inmersos en el juego. Establecer límites claros de tiempo para el uso de dispositivos y juegos no es solo un acto de control, sino una enseñanza fundamental sobre cómo organizar su vida digital y fuera de línea.
La disciplina en el uso del tiempo no solo ayudará a reducir el riesgo de adicción, sino que también les enseñará a ser responsables con sus actividades.
Si bien puede ser tentador ceder a la autonomía digital de los adolescentes, los riesgos de la independencia absoluta en línea son altos. El acompañamiento y la guía son indispensables en este contexto. Establecer límites no significa prohibir, sino generar espacios seguros de diálogo y supervisión en los que los que se sientan apoyados para compartir sus experiencias sin miedo a ser juzgados o castigados.
Los adolescentes necesitan figuras que los orienten y en el mundo digital eso significa crear un entorno donde la curiosidad y la seguridad puedan coexistir. La construcción de una cultura de privacidad, gestión del tiempo y establecimiento de límites les permitirá desenvolverse con mayor seguridad y responsabilidad en el universo digital, brindándoles herramientas para evitar riesgos y ayudándolos a cultivar una relación sana con la tecnología.
La privacidad es un derecho fundamental, pero para los adolescentes, también es una necesidad que a menudo no entienden en su totalidad.
Los adolescentes deben saber que los padres, en su rol de cuidadores, tienen la responsabilidad de establecer un entorno seguro, lo que a veces implica monitorear sus actividades en línea. Esto no debe interpretarse como una invasión, sino como una medida de seguridad para evitar que caigan en conductas de riesgo.
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres