
A más de un mes del fallecimiento de Juanita Sirimarco, la familia se mantiene firme con preservar su recuerdo.
La niña se destacaba en varias áreas escolares y también del arte; una de ellas era la poesía. Es así que meses atrás Juanita había escrito un emotivo poema denominado “Las escaleras de mi escuela”. Tras la inesperada partida de la adolescente, su hermana Soledad decidió llevar el recuerdo en su piel, para tenerla presente todos los días.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el tatuador Marcelo Reineck explicó, desde su punto de vista, cuán significativo es para una persona tatuarse algún símbolo relacionado a un hecho emotivo.
“Yo soy amigo de Soledad, a ella le pegó mucho la situación de su hermana. Entonces me dijo ‘yo quiero tenerla conmigo’, y me mandó una idea, de hacer la poesía que escribió la hermana. Yo le propuse hacerlo, pero sin cambiar nada, dejando la letra original de Juanita; y así lo hicimos”, contó.
Aseguró que además “era como un homenaje para mostrarle a la mamá. Para la mamá es emocionante ver la letra de su hija en el cuerpo de su otra hija; es muy significativo, porque lo tendrá para siempre”.
Por último, resaltó que es habitual que la gente “busque canalizar su dolor” a través de tatuajes, de hecho, “al menos 15 personas al año vienen a tatuarse nombres o algo relacionado a un ser querido que falleció”, mencionó. “Yo creo que es importante porque de esa forma llevan el recuerdo plasmado, el tatuaje es algo que se lleva a la tumba; para mí va por ese lado”, opinó Marcelo al finalizar.
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