El misionero Leandro Augsburger vivirá hoy un hito para su carrera deportiva, cuando junto a la Selección Argentina dispute el Mundial de pádel de la categoría Mayores en Doha, Qatar.
El posadeño, actual 30° del ranking mundial de la Federación Internacional de Pádel (FIP), tendrá así su bautismo de fuego en la cita no antes de las 12 de nuestro país y frente a Italia, por el grupo A. Mañana, en tanto, Argentina enfrentará a Estados Unidos, mientras que el miércoles cerrará la fase de grupos ante Bélgica, ambos en horario a confirmar.
Vale resaltar que en la rama masculina son 16 selecciones divididas en cuatro zonas de cuatro equipos cada una. Los dos mejores de cada grupo avanzarán a cuartos de final, mientras que los otros dos jugarán la reclasificación del 9° al 16° puesto.
Argentina, que tiene como entrenador principal a Gabriel Reca, cuenta en el plantel con Federico Chingotto, Agustín Tapia (2° del mundo), Alex Chozas (actual compañero de Leo en el circuito mundial), Daniel Gutiérrez, Franco Stupaczuk, Marín Di Nenno y Valentino Libaak, además de Leo.
El que arrancará hoy en el Khalifa International Complex será el decimosexto Mundial de pádel de la historia. Argentina domina claramente el palmarés con once consagraciones y es ni más ni menos que el campeón defensor, tras el triunfo en la final de Dubai 2022 ante España, por 2-1.
La polémica envuelve a Leo
En las últimas horas, la polémica envolvió a Augsburger, después de que jugara el último torneo del Circuito Mundial de la FIP sin la indumentaria de la firma NOX, dueña de la academia donde Leo hizo base a su llegada al Viejo Continente.
Tras ese juego, Leo informó en sus redes que se había terminado la relación con NOX, tras lo cual la propia empresa acusó al posadeño de “incumplimiento de contrato” y habló de un vínculo que llegaba hasta 2027.
Ante la catarata de opiniones al respecto, Augsburger publicó un nuevo comunicado en el que, entre otras cosas, dijo que se desvinculó de la marca “después de un año de incumplimientos, intimidación, maltrato y presiones intolerables”, y agregó: “No puedo mantener una relación profesional con una empresa que utiliza el miedo como control”. ¿Cómo seguirá la historia?