Mientras la macro sigue mostrando resultados alentadores de los que se siguen sirviendo las energéticas y los mercados financieros, en la micro continúa el debate sobre los tiempos y las formas que tomará el rezagado rebote. Y es que la economía real sigue exhibiendo un escenario contractivo con índices que se mantienen estáticos o que caen mes a mes e interanualmente.
Por ello es clave lo que ocurra con el salario, el poder de fuego que permitirá recuperar el consumo tremendamente dañado desde que Javier Milei asumió la presidencia de la Nación.
En ese sentido vale analizar los datos que difundió ayer el INDEC, referidos a agosto de 2024. En ese período, los salarios mostraron una suba promedio del 5,7%, un incremento que superó el índice de inflación del 4,2% registrado en ese mismo mes. Así las cosas, el salario real acumuló cinco meses consecutivos de crecimiento por encima de la inflación.
Sin embargo, a nivel interanual, los ingresos de los trabajadores todavía evidencian una caída frente al aumento de precios. Los números son decisivos en ese sentido: los salarios subieron 200,6%, lejos del 236,7% del Índice de Precios al Consumidor (IPC), generando una pérdida de 36,1 puntos porcentuales en términos reales respecto al mismo mes del año anterior.
Se supone que en algún momento de la historia lo que se celebra en la macroeconomía tendrá sus derivaciones positivas en la economía real, pero lo que llega hasta ahora no permite percibir recuperación alguna.