Según datos oficiales, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre en la región registró un incremento del 3,3%, marcando la suba mensual más baja de los últimos 34 meses. En la división “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, que suele tener un peso significativo en el índice, se presentó un aumento más moderado del 2,4%.
No obstante, las listas de las distribuidoras mayoristas que llegan a la provincia no dejan de llegar con aumentos que, en el último mes, fueron de entre el 5 al 15% en los diferentes productos. A esto, se suma caída del consumo, ocasionado por la merma en el poder adquisitivo de los clientes, producto de salarios que no acompañaron a la inflación acumulada.
“Los aumentos fueron todos parejos, en comestibles, ahora vuelven a subir los aceites de girasol, tenés de todo un poco. Subió en todo, se nota porque está todo muy caro, pero lamentablemente se nota parejito en todo que la plata no alcanza y entonces llegar a fin de mes cada vez se hace más cuesta arriba”, explicó el empresario posadeño, Carlos María Beigbeder, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Ante la consulta de cómo era esto posible, cuando el índice inflacionario publicado por el Gobierno nacional marcaba una merma, respecto a meses anteriores, Beigbeder afirmó que “teníamos unos niveles de inflación altísimos, eso no quiere decir que los precios hayan subido, pero sí, la inflación viene bajando. Pero tenemos, desde diciembre hasta ahora, más de 200 puntos de inflación, entonces estos últimos meses vienen con dos, tres, cinco puntos, el promedio te da tres y pico”.
Entre los productos que, asegura, más subieron, se encuentran los productos de limpieza que son los que más aumentaron de forma sostenida en los últimos meses. “En los productos de limpieza es donde más se notan las subas. Aparte de que ya venían caros, fabricar un producto de limpieza hoy realmente cuesta y entonces se traduce a la góndola con productos de alto precio”, señaló.
En esa línea, reiteró que, tanto los productos específicos, como los más comunes “se pusieron muy caros. Entonces, un paquete de jabón en polvo está unos seis, o siete mil pesos y te dura dos semanas, después lo mismo si querés limpiar los baños todos estos productos de superficie para limpiar baños, cocinas y ese tipo de cosas todo eso está muy caro”, afirmó.
Sin importaciones
En marzo, el Gobierno nacional empezó a abrir las importaciones de productos de la canasta básica porque advirtió que detectaron “subas de precios por encima de la inflación”. El objetivo era que los empresas nacionales hagan un impasse en las subas y “compitan” con productos que vengan del exterior.
No obstante, Beigbeder aseguró que eso todavía no sucedió o no se nota en las góndolas de los mercados locales. “Todavía no se ven, no hemos visto. O sea, hay productos importados desde siempre, como el atún, los choclos, todo lo que viene enlatado, la gran mayoría es importado, los palmitos, tenés productos también de limpieza que son importados, una parte de ese producto era importado y ahora lo que termina pasando es que el producto entero es importado”, señaló.
A modo de ejemplo explicó que también sucede que, en algunos productos de limpieza, las esencias eran importadas y el envase o packaging, era nacional. “Eso sigue pasando, no cambió”, agregó.
“Todavía no vemos directamente un vino chino, por ejemplo o un aceite comestible que venga de otro país, todavía no se ha visto eso en las góndolas de manera marcada”, aunque si hay productos que hace mucho tiempo son de origen importado y que siguen estando en las góndolas, pero tampoco bajaron el precio, que es lo que debería empezar a suceder. “Todavía no pasó, yo no vi que haya productos realmente competitivos, que vayas a una góndola y digas ‘che, qué barato que está una lata de atún’, no, está todo carísimo, por ahora no pasó”, apuntó.
Productos navideños
Ya promediando octubre, las góndolas empiezan a llenarse de pan dulces, budines, sidras y otros comestibles y bebidas tradicionales de las fiestas navideñas. Beigbeder señaló que, estos productos tuvieron un incremento de entre 150 a 200%, respecto a lo que era el año anterior, aunque sin faltantes en productos.
“A ver, como siempre pasa hace muchas navidades, vos tenés pan dulces, te diría A, B y C y D, tenés de buena calidad o muy buena calidad, tipo premium que te puede costar 10.000 pesos en la unidad y tenés de bajo precio que deben estar entre los 800 y 1.500 pesos, estamos hablando de lo peor de lo peor”, ejemplificó.
Al respecto, volvió a insistir que se consiguen una amplia variedad de productos en los mercados, pero que el consumo si se resintió y se nota.
“Hoy el problema es que a la gente no le alcanza el dinero y entonces no consume, pero problemas de falta de productos no se va a dar, en este Gobierno no se va a dar por eso. Se va a dar porque el producto quedó muy caro y entonces no hay más, pero no por faltante, sino porque la categoría se destrozó, pero no por faltante de productos”.
Falta de referencia
Al final de la charla, el comerciante posadeño reconoció que, tanto el pequeño consumidor, como los comerciantes padecen la falta de referencia de algunos productos, sobre todo de los que son estacionales, como alimentos navideños. “Lo que sucede es que, en muchos casos, se ha perdido la referencia de ese producto, no sabes realmente cuánto vale. Vos podés tener una idea, ¿cuánto está una coca-cola? y está entre dos y tres, lucas, o entre dos lucas y media y cuatro lucas, pero exactamente cuánto cuesta un budín, se te fue de la cabeza porque no es algo que consumís diariamente”, reflexionó.
“En líneas generales, con la inflación tuvimos esos graves problemas, que vos no sabes dónde estás parado, porque no sabés cuánto valía, cuánto va a valer en dos semanas, entonces, como la plata te quemaba ibas igualmente al supermercado y comprabas, porque sabías que ibas a pagarlo más caro, la semana siguiente”, concluyó.
Menos vinos por los altos costos
Como se mencionara, la caída del consumo afecta tanto al sector comercial, como la suba de los productos en sÍ mismo. Esto ocasionó que comerciantes optaran por recortar también la variedad de mercadería que ofrecen y donde más se resintió eso fue en el rubro bebidas alcohólicas, más específicamente en vinos.
“Se achicó la oferta porque venía muy amplia y los precios fueron extremadamente altos”, apuntó Carlos María Beigbeder, quien distribuye estos productos en casi toda la provincia.
La baja demanda de estos productos en espacios recreativos, hace que se resienta también en las góndolas y, por consecuencia, en los distribuidores que dejan de comercializarlos.
“Nosotros vendemos marcas de champagne importados, que en los bares ya no tiene gran rotación. Antes por ahí era más fácil acceder a un Moet, a un Don Perignon y hoy están imposibles”, apuntó.
“Una botella de champagne que cueste 500 mil pesos no es para cualquiera, porque no hay quien las pueda pagar, nada más ni nada menos que eso”, finalizó el comerciante.