En un país con niveles de pobreza e indigencia alarmantes, siquiera pensar en tirar alimentos resulta impensable, pero en aquello de que la realidad supera a la ficción, Argentina suele superarse siempre.
De acuerdo a un informe del INDEC, cada año en este país se pierden alrededor de 16 millones de toneladas de alimentos, una cifra que podría alimentar a 24 millones de personas durante el mismo período.
La dureza de estos datos contrasta con la situación de, por ejemplo, las denominadas infancias, un sector en el que seis de cada diez niños no completan las cuatro comidas diarias y en el que 41,7% de la población vive bajo la línea de pobreza, y el 8,7% en indigencia.
“Estos datos son aún más alarmantes cuando los comparamos con la situación de inseguridad alimentaria que viven millones de argentinos. En nuestro país, la cantidad de alimentos que se tiran podría alimentar a 24 millones de personas, es decir, 10 veces la cantidad de personas en situación de indigencia”, señala Santiago Ramos, presidente de Bancos de Alimentos Argentina, una red de organizaciones que busca mitigar el hambre a través del rescate y distribución de alimentos.