La explosión de la pobreza en Argentina en el primer semestre de 2024 (confirmada por el INDEC) a partir de la devaluación de Javier Milei, la disparada de la inflación y el recorte a los ingresos lleva a la peor situación en índices de pobreza e indigencia desde 2001/02.
El Gobierno libertario, como respuesta, ensaya justificaciones fantasiosas y llenas de especulaciones sobre supuestas hiperinflaciones de 17.000 puntos e índices de pobreza del 95% si no llegaban ellos y sus leones mágicos.
Es cierto que el Gobierno heredó una situación de pobreza en aumento y un fenómeno de trabajadores registrados que con sus ingresos no lograban cubrir la línea de pobreza. Sin embargo, lo profundizó hasta incrementar 11 puntos el índice de pobreza y 6 el de indigencia.
Para ser honestos, cada vez son más los que sostienen que Argentina tiene un serio problema en la medición de la pobreza que se realiza por ingresos y por declaración espontánea de estos por parte de los encuestados y hay pocos datos de lo que se denomina pobreza estructural que daría un panorama más cercano a la realidad. Pero por ingresos es el método y así entonces hay que hacer los análisis y comparaciones.
El error de Milei y la política
No hay dudas que la inflación es un problema mayúsculo para cualquier economía y sociedad, pero es un síntoma y no la enfermedad. Así, el ataque por métodos ortodoxos a la inflación, creyendo que esta es la enfermedad y no un síntoma, termina profundizando el problema.
Al medirse la pobreza por ingresos y tomar el camino de paralizar la economía y ajustar sin fin los ingresos de jubilados, trabajadores etcétera, no hay forma de que la pobreza no se dispare y, probablemente, llegue a números altísimos.
Las políticas aplicadas por el Gobierno desde su asunción afectaron directamente la formación de estos índices y se pueden enmarcar en cuatro grandes factores, como lo indica el Instituto de estudios Consenso Federal (ICF), una Usina de Ideas, Cultura y Políticas Públicas.
• Caída en el poder de compra de los ingresos: Hay que tener en cuenta, como señala el Instituto, que solo en los primeros dos meses del año, los salarios registrados cayeron 20,7% en términos reales y en su gran mayoría siguieron perdiendo el resto del semestre contra la inflación. No hay antecedentes de una caída tan brutal en un período de tiempo tan breve. Para tener adecuada noción de lo que eso significa, hay que recordar que en los 12 meses del año 2002 (plena crisis social) la caída salarial fue de 26%.
Además, el impacto de los alquileres, el transporte, la nafta y las facturas de servicios como electricidad, gas y agua creció significativamente en la cuenta mensual de gastos de los hogares, llevándose gran parte de los ingresos del hogar. Por otro lado, en el caso de los haberes jubilatorios, entre enero y agosto de este año el poder de compra cayó 26,6%.
El congelamiento del valor del bono jubilatorio en 70.000 pesos para quienes perciben los valores más bajos, durante seis meses, es un factor que decididamente ha deteriorado aún más las ya precarias condiciones de más de seis millones de personas.
• Retracción del consumo privado: Solo en el segundo trimestre de este año, el consumo privado se desplomó 9,8% comparado con el mismo período de 2023; y 4,1% respecto del trimestre enero-marzo de 2024. Los datos que también este jueves dio a conocer el INDEC confirman que en el comienzo del segundo semestre la situación no mejora, sino que se consolida.
• Caída de la actividad económica y destrucción de inversiones: El Producto Interno Bruto (PIB) acumula una caída de 3,4% en los primeros seis meses de este año.
En tanto en materia de inversiones, durante el primer semestre de 2024, la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) acumuló caídas por 21,7% (-12,6% en el primer trimestre de 2024 y 9,1% en el segundo trimestre). Lo que muestra que más que llegar inversiones estas abandonan el país.
• Aumento del desempleo: El desempleo aumentó de 6,2% a 7,6%. En estos meses, han avanzado en despidos, suspensiones o programas de retiro de personal compañías de los sectores automotriz, indumentaria, construcción, metales, comercios y PyMEs de casi todos los rubros. El ICF destaca que Changomás, Bimbo, PepsiCo, Topper, Fate, Whirpool, Danone, Bridgestone, Mabe, Volkswagen y Canale son solo algunas de las empresas más conocidas que han adoptado decisiones sobre el personal.
Esta dinámica no se detiene, por el contrario, en estas horas se acumulan noticias de suspensiones, despidos y grandes compañías preparan su retirada del país, como el caso de Mercedes Benz.
Como bien concluye el reporte del ICF “el deterioro de la situación social, el aumento de la pobreza y el crecimiento de la indigencia, son variables dependientes de las principales políticas que sostienen el modelo de política económica que se inició hace poco más de nueve meses con el Gobierno de Javier Milei”.
Una luz roja enorme
Un dato del informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) hace sonar una enorme alarma para el futuro cercano ya que si no hay una política de mejora de ingresos inmediata los números de indigencia a valores históricos.
El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $407.171 mientras la Canasta Básica Total promedio del mismo grupo de hogares alcanzó 709.318 pesos, mientras la canasta básica que marca la línea de la indigencia es de 349.073 pesos.
O sea que la media de ingresos de los hogares pobres está al borde de la indigencia y no de salir de la pobreza. Los números son inapelables, el ajuste “la casta” no lo está pagando.
Impacto negativo
La tasa de pobreza de Argentina se disparó al 52,9% en el primer semestre de 2024, un aumento respecto del 40,1% del año anterior. Para el segundo semestre del año pasado, el INDEC había informado una tasa del 41,7