Cerca de las 9 de ayer, en el Tribunal Penal 1, comenzó el debate oral y público por el homicidio del prestamista colombiano Gustavo Rojas Gallego (32), asesinado a golpes y puñaladas el 27 de febrero de 2021 en un departamento del barrio Yacyretá. El caso tiene a dos encartados, imputados por “homicidio criminis causa y robo en concurso real” en calidad de coautores, delito que prevé una pena de prisión perpetua en caso de hallarlos culpables de acuerdo a lo previsto en el artículo 79 en función del artículo 80 del Código Penal Argentino.
El tribunal está compuesto por los camaristas Gustavo Arnaldo Bernie (presidente), Viviana Gladis Cukla y Fernando Luis Verón (juez subrogante). El Ministerio Público Fiscal está representado por Martín Alejandro Rau, en tanto que la querella por el abogado Ignacio Raúl Peña. La defensa de los imputados, en tanto, está a cargo del defensor oficial Mario Ramírez y Liz Lilia Araceli Vargas, en representación del colombiano Brayan Casso Acosta.
Con la anuencia de las partes, los jueces incorporaron por lectura el testimonio en etapa de instrucción de los tres policías que, en principio, iban a ser los primeros en declarar.
Se trata de un oficial y dos subcomisarios de la Policía, que participaron de la confección del sumario e investigación en la causa.
Anteriormente, se dio lectura del acta de requerimiento de elevación a juicio, formulada por la fiscal de Instrucción 7, a cargo del juez Miguel Mattos.
El debate debía comenzar en agosto, pero sufrió dos suspensiones, además del polémico beneficio que, en mayo pasado, le otorgaron al colombiano Casso Acosta (29): la prisión domiciliaria por el vencimiento de la prisión preventiva. La decisión fue a pocas semanas del juicio y sin ninguno de los requisitos de su lado para una detención en una vivienda con tobillera electrónica que exige la ley.
De todas maneras y luego de la publicación, el TP-1 revocó el beneficio y Casso Acosta fue detenido nuevamente en la unidad de procesados del SPP en Miguel Lanús.
De los dos imputados, el único que optó por declarar fue justamente Casso Acosta, apuntado por ultimar a puñaladas al prestamista Rojas Gallego por una supuesta deuda de dinero por servicios prestados de cobranza de microcréditos y entrega de muebles, en los que trabajaban como socios.
El encartado comenzó a relatar cómo conoció a la víctima en Corrientes y que le propuso trabajar en Posadas con la venta de muebles y préstamos, actividad que ya realizaba en aquella provincia Casso Acosta, pero esta vez en una especie de sociedad y con una mayor cantidad de clientes por ser en la capital misionera.
Luego, el hombre dijo que la relación comenzó a quebrarse por dinero y que decidió alejarse un tiempo de Posadas por sentirse amenazado.
“Un conocido me dijo una vez que Gustavo (por Rojas Gallego) me quería sacar del negocio, del medio como se dice porque yo le reclamaba una plata que me debía. Ahí decidí irme a Corrientes y fue allá cuando conocí a (José Ramón) Ramírez”, agregó.
En síntesis, de su relato, dijo que regresó al tiempo a Posadas por pedido de Rojas Gallego y el 27 de febrero de 2021 fue hasta su casa, acompañado por Ramírez para solucionar los problemas.
“Llegamos a lo de Gustavo, nos abrió la puerta él. No me acuerdo qué hizo Ramírez (el otro imputado) pero yo le pedí para ir al baño y cuando salgo los veo forcejeando y ahí es cuando Gustavo me ataca, me dice que fuimos a joderlo, yo trato de quitarle el cuchillo con el cual me lastima la mano, me tiraba puntazos, yo me alejé, pero después de forcejear, veo mi camisa con sangre, no recuerdo bien cómo fue que llegó a pasar todo”.
Posteriormente, el imputado dijo que se fueron en la motocicleta de la víctima porque quedó aturdido por la situación y no supo qué pasó con Rojas Gallego. “Después le pedí a un conocido que guardara la moto, no quería venderla ni nada porque sabía que me iba a entregar”. En esta parte, el fiscal Martín Rau le preguntó si además de escapar en la motocicleta de la víctima se llevaron algo más, a lo que respondió que no.
En el acta de requerimiento quedó asentado que supuestamente los encartados también se llevaron una caja fuerte con cerradura digital no muy grande con 70 mil pesos en su interior, incluso que después de ultimar a Rojas Gallego, volvieron a buscar las llaves de dicha caja y el cuchillo con el cual apuñalaron a la víctima.
Justamente esa escena es la que captaron cámaras de seguridad y testigos que vieron a Ramírez entrar nuevamente y salir del lugar con algo en sus manos, envuelto en un trapo y que cuando llegaron se escuchó como pusieron música fuerte y apagaron las luces del departamento.
Al cierre de su relato, Casso Acosta aseguró estar arrepentido por como terminaron las cosas. “Pido perdón de corazón por lo que le pasó al hermano Gustavo”, concluyó.
El debate continuará hoy desde las 8, con seis testigos entre amigos y vecinos de Rojas Gallego y un remisero, además de su pareja.