Un chat por WhatsApp entre Alejandra Fassa, pareja del exdiputado Germán Kiczka y el imputado y detenido por tenencia, consumo y distribución de archivos MASI (Material de Abuso Sexual Infantil), generó un nuevo allanamiento en la causa.
Ocurrió ayer en la intersección de las calles Venezuela y Alem, donde se encuentra la casa de los suegros de Germán Kiczka.
En el lugar, por orden del juez de Instrucción 4 de Apóstoles, Miguel Ángel Faria, peritos de la Dirección de Cibercrimen junto a la fiscal de la causa procedieron a allanar la casa, buscando especialmente un disco rígido.
El operativo, con apoyo de la Policía de Misiones, se inició alrededor de las 7 y finalizó alrededor de 2 horas y media después.
El chat en cuestión fue publicado el domingo pasado por PRIMERA EDICIÓN, forma parte del expediente del caso ya que se trata de un informe pericial de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (SAIC) del Poder Judicial de Misiones. Reveló una conversación ocurrida en abril pasado, a menos de dos meses de los primeros allanamientos a la casa de Leonardo Kiczka, ordenado por la Justicia porteña en la búsqueda de MASI.
En la misma, Fassa refirió a deshacerse de una notebook marrón que estaba en la casa de ambos. Pero Kiczka la calma recordando que tiene fueros, que no irían a su casa y asegurando: “A mí no me van a investigar”. Aun así, la pareja del exdiputado propone llevarla a casa de “Clarita”, en referencia a su madre.
Sorpresa triple
Los investigadores ingresaron al domicilio de los Fassa y, al revisar el jardín, encontraron entre las plantas una bolsa de alimentos para mascotas que en su interior tenía dos netbooks de Conectar Igualdad que se entregaban a los estudiantes secundarios (una negra y una blanca) y un cargador de celular.
Fuentes del caso confirmaron a PRIMERA EDICIÓN que, armada como tal, no tenía siquiera horas de colocada en el jardín. Entonces, surgieron dos hipótesis: la primera, quién pudo haber avisado a los Fassa que los allanarían, razón por la cual decidieron esconder los aparatos en el patio. Y la segunda, ese cargador a qué teléfono celular correspondía.
Revisaron dentro de la casa y hallaron el disco SSD 480 GB, una CPU y tres teléfonos celular de mayor antigüedad. El cargador seguía sin tener correspondencia con los dispositivos.
Según confiaron las fuentes a este Diario, los efectivos de la Policía preguntaron al dueño de casa por el aparato faltante y, después de varios minutos admitió que lo tiró a una enredadera para esconderlo. Con tanta mala suerte que quedó colgado de la misma como un adorno. A los integrantes de Cibercrimen les habría bastado con sacudir la planta para que el teléfono cayera al piso.
La excusa del allanado habría sido que no quería que lo secuestraran porque tendría fotos familiares valiosas. El aparato fue secuestrado con los mencionados antes.
En medio del operativo, los suegros de Kiczka requirieron atención médica por una descompensación, producto del momento de tensión que se vivió en la casa.