La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció ayer que aceptó la incorporación de la primera vacuna contra la viruela símica o monkeypox en una lista de productos precalificados para su uso, con lo que avala que es segura y eficaz.
Se trata de una vacuna inyectable que, a medida que cada autoridad regulatoria nacional la vaya autorizando, podrá ser administrada a mayores de 18 años, en dos dosis, con cuatro semanas de intervalo.
Por las limitadas dosis disponibles de la nueva vacuna, la OMS indicó también que los países podrán considerar el uso de una dosis simple, si atraviesan contextos de brotes epidémicos.
Según los datos disponibles, una sola inyección ofrece una efectividad del 76%, mientras que con el esquema completo, la cobertura sube a 82%. En cuanto a la vacunación posterior a la exposición al patógeno, es considerada menos efectiva.
La evaluación de la OMS se basó en la información presentada por el fabricante de la vacuna, la empresa de biotecnología con sede en Dinamarca, Bavarian Nordic, y en la revisión de este fármaco que hizo la Agencia Europea de Medicamentos.
Este anuncio se realizó en medio del brote de viruela símica que se viene registrando en la República Democrática del Congo, lo que en parte motivó que la enfermedad fuese declarada una emergencia de salud pública de preocupación internacional a mediados de agosto. Más allá del país africano -y numerosos casos en países vecinos-, otras 120 naciones vinieron reportando infectados por este virus.
Si bien son más de 103.000 los contabilizados desde el brote por monkeypox de 2022, solo este año las autoridades sanitarias internacionales reportaron más de 25.000 cuadros compatibles con viruela del mono, entre “confirmados” (con prueba de laboratorio) y “sospechosos”. Se suman las 723 muertes registradas en 14 diferentes brotes en el continente africano.
Se espera que la precalificación de la vacuna abra una puerta para que las comunidades más desfavorecidas tengan acceso a la inmunización, dado que las dosis podrán ser compradas con mayores facilidades por los gobiernos y organismos internacionales (como UNICEF y la alianza público-privada GAVI) que ayudan a los países pobres para que puedan inmunizar sus poblaciones.