El caso en manos del juez de Instrucción 3, Fernando Luis Verón, que se investiga como un intento de filicidio seguido de suicidio el miércoles pasado en una vivienda de la calle San Marcos casi avenida Mitre en el centro de Posadas, avanzaría hacia su esclarecimiento cuando se concrete la declaración del niño de 4 años que sobrevivió a un disparo que, de milagro, no logró penetrarle la nuca.
“Papá me pegó un balazo y me desmayé”, alcanzó la víctima a decirle a su madre cuando ella llegó al inmueble y lo halló alterado, llorando y con sangre que le manchaba la ropa y el cabello. En el baño de la misma propiedad la progenitora encontró muerto en el piso a su expareja y padre del menor herido.
Al lado del cadáver estaba una pistola calibre 6.35, pequeña arma de fuego con la que habría atacado al hijo y luego se gatilló tres veces en el cuello hasta perder el conocimiento y desangrarse hasta perder los signos vitales.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN agregaron que lo dicho por el niño a su madre resultó ser el eje para que las pericias y el relato en Cámara Gesell de la víctima (la próxima semana) ayuden a esclarecer el hecho.
Se interpreta, del relato de la mujer a los policías y secretarios judiciales, que el menor no perdió el conocimiento sino que cayó al suelo por el golpe del proyectil que rebotó en su nuca y quedó mareado o conmocionado hasta lograr ponerse de pie y aguardar que aparezca su madre que salió con su hermano de 12 años a una consulta médica.
Pasadas las 14 retornó y rescató a su pequeño hijo y dio aviso a la policía y servicios médicos para las asistencias respectivas.
Hasta el momento, y como lo adelantó este Diario, para el juez “la primera hipótesis que estamos manejando es un suicidio. El niño de 4 años tiene una lesión de bala pero es un refilón en el cuello, no tiene entrada, es una herida superficial”.
La afirmación fue el jueves por la mañana cuando decidió volver a la vivienda de calle San Marcos 2.638 donde el miércoles por la tarde el hombre de 30 años fue hallado sin vida y al lado su hijo en shock con una lesión de bala.
La nueva intervención en la casa mencionada se realizó ya con la colaboración de investigadores de la Dirección Homicidios y peritos de la Policía Científica para observar y tomar las nuevas imágenes y registros que puedan esclarecer lo sucedido.
“La madre del niño no está implicada en la causa hasta ahora. Tiene rastros de pólvora en las manos pero coincide con que lo tocó al hijo lastimado. Es una transferencia de pólvora no indica que haya disparado un arma. Creemos que manipuló el cuello y cabello del niño para observar la herida y ese contacto le dio positivo en tres puntos de la mano con el test de parafina”, amplió el magistrado a primeraedición.com.ar.
Se destacó que la bala, por su tamaño y “porque el destino no quiso”, no causó una lesión más grave en el menor y apuntaron que el plomo rebotó en un hueso de la nuca. Se infiere que el progenitor al ver caer a la víctima creyó alcanzado su objetivo de matar y procedió a dispararse en el cuello.
La autopsia halló los tres balazos en el atacante que le provocaron pérdida de sangre pero ninguno resultó letal de inmediato, por lo que habría comenzado a autoagredirse pero sin perder el conocimiento hasta que se desangró.
En el baño de la casa se halló la pistola que cabe en la palma de una mano y que se describe habitualmente como un elemento para defenderse cuerpo a cuerpo o en distancias mínimas.