Incorporar un perro a la familia, o cualquier otra mascota, es un acto de responsabilidad y una decisión en la que es oportuno meditar acerca de varios aspectos para evitar problemas futuros.
Es una oportunidad para decidir por la adopción ya que estamos brindando una vida digna al recién adoptado, alegrando la nuestra y, por último, dando la oportunidad a un tercero que podrá ser rescatado y ocupará el lugar del nuestro en el refugio.
Si optamos por la compra disfrutamos de la posibilidad de elegir un perro con rasgos de personalidad y físicos que nos interesan. Para elegir el tipo de perro que queremos que conviva con nosotros debemos tener en cuenta nuestro estilo de vida respecto a si somos muy activos o más bien nos gusta pasar mucho tiempo en casa.
¿Es aconsejable ampliar la familia si estamos embarazados? También, considerar si tenemos niños o personas mayores en casa, es decir, elegir de forma correcta para tener, entre todos, una convivencia armoniosa, que tengamos en cuenta los cambios que sucederán en pocos meses y acostumbrar al recién llegado a la vida que tendremos.
Por último, es conveniente valorar el estado emocional del perro que elegimos, su comportamiento además de nuestra experiencia con perros ya que, si no tenemos mucha, es mejor uno que no nos signifique un reto demasiado difícil desde el principio.
En el próximo encuentro te cuento otras consideraciones a tener en cuenta antes de incorporar un peludo a la familia.
Laura Kuperman
Educadora Canina.
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