La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a través de la Resolución General 5555/2024, publicada ayer en el boletín oficial, introdujo cambios significativos en los procedimientos relacionados con el traslado y entrega de yerba mate en todos sus estados. Esta nueva disposición elimina la obligación de utilizar la “Hoja de ruta yerbatera” y el “Libro de Movimientos y Existencias”, documentos que hasta ahora eran necesarios para el registro y control de este producto.
Según el Gobierno del presidente Milei, esta medida se enmarca en un conjunto de iniciativas que buscan mejorar y simplificar los trámites, además de reducir costos y facilitar el comercio, en línea con el DNU 70/23 que desreguló totalmente la actividad yerbatera, eliminando el precio mínimo de referencia que le daba rentabilidad a los pequeños productores.
Para la Nación se pretende “agilizar las gestiones necesarias para la actividad y así reducir costos innecesarios de los distintos eslabones que conforman esa cadena”.
Mayor informalidad
En la provincia la interpretación es diferente y creen que beneficiará a los grandes molinos, incrementando la informalidad para comprar, transportar y comerciar con menos controles.
“La Hoja de Ruta yerbatera se creó en el 98 como herramienta para combatir la informalidad y era útil en los controles puestos Filadelfia y Los Cuay”, recordó Ricardo Maciel, director y expresidente del INYM.
“También elimina los libros de movimientos de ingreso y egreso de hoja verde y canchada. Nos obliga a readecuar resoluciones en el INYM. Si bien son decisiones que ‘facilitan’ los tramites también es abrir puerta para la informalidad y competencia desleal como ya sucedió previo a dictarse estas normas”, advirtió.
En declaraciones a PRIMERA EDICIÓN, explicó que “si ves archivos periodísticos previos al INYM uno de los principales problemas era la informalidad del sector. Costó mucho tiempo ordenar y registrar toda la cadena y tener trazabilidad. Que no haya marcas truchas, establecimientos sin garantía de inocuidad de lo que se estaba envasando. Todo eso se corrigió y mucho”.
“Ante la informalidad y falta de normas para controlar, toda la cadena pierde y siempre termina pagando los platos rotos el productor”, dijo.
Maciel anticipó que va a plantear en el Directorio “readecuar y reforzar nuestras propias normativas para evitar caer en situaciones pasadas”.
Por último, señaló que “para no superponer resoluciones del mismo tenor, desde el INYM en sus inicios hemos adoptado para fiscalizar esas resoluciones que ahora se eliminan. Hoja de Ruta yerbatera y el libro de movimientos. Ahora nos obliga a modificar esas resoluciones”.
Por su parte, Cristian Klingbeil, productor y dirigente yerbatero, señaló a este Diario que “todas las normas que se fueron agregando era porque se necesitaba controlar algo. Nada se impuso por capricho de una persona, sino que siempre fue para tener controles sobre el movimiento de yerba, quién operaba, dónde operaba, si no compraba yerba robada, si la yerba que movía cumplía estándares”.
Añadió que “el impacto de esta medida lo vamos a ver más adelante, si es bueno o es malo, pero a mí me parece que puede perjudicar a los productores porque hay ciertas cosas que permiten que cada uno haga lo que quiera”.
Se lamentó que el precio está cada vez más bajo y “el productor está hoy prácticamente regalando su yerba” y comparó con la industria que se encuentra cada vez mejor: “Hay un sector que claramente tenía mucha facilidad y cada vez se le facilita más”.
“Espero que esto no sea una puerta abierta para que los avivados de siempre puedan hacer más tranquilos sus malas maniobras. A mí personalmente no me convence”, remarcó e insistió en que “cada cosa que se hizo, cada registro que se inventó, fue siempre por necesidad de controlar algo y ahora esto puede perjudicar mucho a los sectores más débiles”.
Controles eliminados
En cuanto a los documentos eliminados, la “Hoja de ruta yerbatera” era un comprobante que hasta ahora era indispensable para el transporte y la industrialización de la yerba mate. Este documento había sido un requisito central para los productores y comerciantes de yerba mate, quienes debían emitirlo y mantenerlo al día como parte de un sistema de control que data de hace más de dos décadas.
Además, la resolución suprime la obligación de los molinos, secaderos y depósitos de yerba mate de registrar de manera obligatoria los ingresos, egresos y existencias de este producto en el “Libro de Movimientos y Existencias”, otra herramienta de control impuesta a la cadena productiva, que ahora se eliminó en favor de una mayor flexibilidad operativa.