Quizás sea un poco apresurado afirmar que la gran mayoría de las personas hoy en día se valen de la Inteligencia Artificial -en sus distintos formatos- para agilizar sus tareas diarias, ya que todavía existe una importante brecha digital de acceso. Sin embargo, no se puede negar que estas herramientas están cada vez más abriéndose camino en distintos ámbitos institucionales e interpersonales.
En este nuevo universo se enmarcan los chatbots, la inteligencia artificial conversacional que funciona como un “asistente” y permite al usuario generar una interacción constante con la IA, en base a indicaciones, más conocidas como prompts. Son los más jóvenes quienes tienden a indagar en esas herramientas y no tardan en incorporarlas a sus actividades.
Pero, ¿qué sucede en los ámbitos educativos?, la constante circulación de información automatizada, ¿puede afectar los procesos de aprendizajes estructurales? Sobre estas preguntas “eje” PRIMERA EDICIÓN dialogó con Myrian Báez, magíster en Psicopedagogía y profesora en Educación Especial.
La especialista sostuvo que “estas herramientas tecnológicas están emergiendo e incorporándose paulatinamente en las aulas, en distintos niveles educativos; sobre todo en el universitario, y de a poco en el secundario“. En el curso de la entrevista, Báez fijó una postura optimista en cuanto a la innovación, pero siempre manteniendo cuatela y apuntando al uso correcto de estas opciones, a fin de aprovechar el gran abanico de ventajas que las caracterizan y al mismo tiempo estar alerta ante los posibles inconvenientes.
Para discernir entre los usos apropiados y los que no lo son, primero hay que informarse y conocer qué ofrecen las inteligencias artificiales.
“Si bien siempre que aparece algo nuevo hay resistencias, el docente o profesional tiene que amigarse con la novedad“, sugirió Báez, y es que es la única manera de entender los motivos por los cuales los jóvenes tienden a recurrir al Chat GPT o buscar allí respuestas.
“Necesitamos un impulso para estar a la altura de las circunstancias”
Usadas de manera correcta, con estas herramientas se pueden lograr aprendizajes profundos. Si bien la IA implica el aprendizaje automático, “si se usa apropiadamente puede derivar en procesos profundos, con conexiones neuronales y que ameritan que una persona pueda aplicar ciertas funciones a una situación X”, resaltó.
En este punto, precisó el rol indispensable que tienen los educadores en “buscarle la vuelta” o sacar provecho a las nuevas tecnologías. Prácticamente no se puede evitar o controlar que los estudiantes utilicen un chatbot conversacional, “y prohibir tampoco es la solución”. Sin embargo, es el docente quien puede adaptar o repensar sus modalidades de evaluación y/o prácticas para poner a prueba la creatividad y razonamiento del alumno.
“Lo primero, en el rol de docente, es amigarse con esta tecnología. Por ejemplo, los chicos podrán recurrir al Chat GPT o a la ‘carpeta abierta’, pero si el estilo, objetivo y contenido de la evaluación están pensados estratégicamente y tienen los elementos necesarios, la persona va a tener que pensar y razonar. Es decir, si no estudió, si no leyó, si no comprende el tema, se va a notar, va a quedar en evidencia; por más que tenga habilitado el chatbot, no va a poder resolver la consigna”, explicó la psicopedagoga y docente.
Entonces, “hay que trabajar en dinámicas nuevas y propuestas que motiven a los estudiantes; plantearles más preguntas que respuestas fáciles y directas, para provocar el pensamiento crítico, la creatividad, la resolución de problemas, el razonamiento lógico, y el hecho de que puedan pensar a la persona en situaciones cotidianas”, amplió; y añadió otra precisión: “Hay que buscar más cuestionarios de tinte cualitativo que cuantitativo, porque lo cuantitativo de alguna manera te lo resuelve la IA en corto tiempo”.
A modo de opinión personal, aportó que “los niños y adolescentes están mucho más avanzados que nosotros en el uso de estas herramientas”. “Creo que los docentes van aprendiendo de a poco, pero necesitamos un impulso para estar a la altura de las circunstancias. Sucede que a veces llegan los alumnos con trabajos prácticos hechos con IA, y el docente tiene que saber cómo capitalizar eso”, sostuvo.
Precisamente, la forma para comenzar a aggiornarse es “acercarse al mundo de los estudiantes y no pretender que ellos simplemente obedezcan, hay que indagar en sus contextos y cuáles son las tendencias, comportamientos”, indicó.
Por otro lado, en el ámbito de la psicopedagogía, “una de las ventajas que tienen las IA es que nos favorecen en el acceso a diagnósticos, a tratamientos, en formas de acompañar algunas trayectorias educativas de estudiantes que necesitan algún tipo de apoyo o adaptación específica; estas herramientas pueden facilitar el aprendizaje desde perspectivas que la educación tradicional aún no ha alcanzado. Todo suma, sólo hay que capacitarse, ser cautos y aplicar buenos usos”, contó Myrian desde su experiencia profesional.
Qué hacer como padres
La psicopedagoga dijo que todavía no recibió consultas por parte de padres que estén preocupados precisamente por el uso de chatbots en contextos educativos, pero sí enciende la alarma la cantidad de tiempo que dedican los niños y adolescentes al uso del celular.
“Estamos viviendo en una sociedad que tiende al aislamiento y es responsabilidad del adulto hacer foco y estar atento a la conducta de los jóvenes. Todos necesitan ser escuchados, observados. Hay muchas prácticas abandónicas en los hogares. Lo que no hacemos nosotros como padres a veces lo hacen las inteligencias artificiales; cuando los chicos notan que no reciben la paciencia suficiente recurren a las teconologías e internet, donde todo tiene respuesta… y hay que tener mucho cuidado con eso”, advirtió Báez.
Y esto se aplica en distintos ámbitos. “Cuando vemos que nuestro hijo está muy metido en el mundo de las tecnologías tenemos que preguntarnos qué estamos haciendo nosotros como adultos. Lo mismo sucede a nivel escolar, preguntarse qué estamos haciendo como docentes, si no estamos motivando, si tenemos que capacitarnos más o qué cambiar para lograr un intercambio”, comparó.
Un desafío que llegó para quedarse
Consultada sobre si el uso de chatbots de IA afecta a los procesos de aprendizaje, la especialista indicó que “más bien, influyen; ahora con el paso del tiempo hay que ver, a partir de investigaciones concretas, si influyen positiva o negativamente”.
En su opinión y experiencia, consideró que su uso e implementación en contextos educativos puede ser eficiente y positivo, siempre y cuando se mantenga una perspectiva integral de enseñanza y aprendizaje. “No hay que dejar de trabajar cuestiones relacionadas a la creatividad, el arte, la motivación, la inteligencia emocional”, es decir, la innovación debería vincularse con todas estas aristas.
Podría esperarse un horizonte prometedor si se tomara conciencia que estas nuevas herramientas llegaron para agilizar y facilitar procesos, pero no para traer soluciones perfectas ni resolver con especifcidiad y personalizadamente cada problema que se presente en contextos laborales y en la vida cotidiana misma. En esos casos, siempre primará la inteligencia humana.
“No hay que perder de vista el hecho de desarrollar nuestra inteligencia, poder procesar información, analizar, reflexionar. Nos queda un lindo camino por delante y se está construyendo. Como profesionales hay que capacitarse de manera urgente y actualizarse, pero en la medida de lo posible hay que acelerar los tiempos, sino estamos llegando tarde a todos lados; porque cuado se aprende algo, no tarda en aparecer otra herramienta mejorada, y así constantemente”, reflexionó Myrian Báez al cierre de la entrevista.