Al ojear los escritos de Leonor Kuhn (75), el lector queda embelesado por la transparencia de su lenguaje y porque cada descripción logra trasladar a la imaginación a los distintos espacios. Así, en esa línea ya lleva publicados diez libros relacionados con la inmigración, que es un tema que “me fascina”.
Nació en Puerto Rico, al igual que sus padres: Alfonso Kuhn y Elsa Hentz, agricultores, de gente que trabajó siempre en el campo, que eran hijos de aquellos primeros que se animaron a poblar esta tierra en otras épocas y en otras condiciones. “Hasta la línea de mi tatarabuelo, nacieron en Brasil, pero son descendientes de alemanes, portadores del idioma. Me críe en un lugar que se llama colonia San Alberto Puerto, que ahora es un barrio reconocido esta localidad”, manifestó esta profesora de geografía jubilada, y también de alemán.
Contó que siendo niños “participábamos de todas las actividades porque no existían los Derechos del Niño. Se trabajaba y punto, y nadie cuestionaba nada. Así estaba legitimado. Aunque a mi infancia la recuerdo agradable, penosa en algunos casos, pero rescato los recuerdos más lindos de una vida más simple, más sencilla, en la que no existían los juguetes comprados. Era todo invento, todo era creatividad. Y como mis padres eran muy lectores, creo que fue eso lo que me inspiró también a leer mucho, y me dio cierta solvencia después también para escribir”.
Hizo la escuela primaria en su pueblo natal y la secundaria en la Escuela Normal, donde se recibió de maestra. Después de un tiempo de ejercer como tal, cursó el profesorado de geografía en el Instituto Ruiz de Montoya, de Posadas. Aquí conoció el amor, y se casó con Roque Raúl Campero, un tucumano residente en Buenos Aires, viudo y padre de dos niños: Marcos y Mario. Tras el enlace, decidieron residir en Puerto Rico porque la madre de Leonor había fallecido y había que ocuparse del cuidado de su papá, quien fue diputado y perteneció a la segunda camada de legisladores de la provincia por el partido Democracia Cristiana.
Coleccionista de fotos
En la actualidad, Leonor es la referente del Archivo Histórico de Puerto Rico, que está alojado en una página web, pero, además, es la encargada de escanear documentos, fotografías y todo material que pueda ser de utilidad para este espacio tan interesante.
“En este momento tengo cinco mil fotografías, todas referenciadas, la gran mayoría en español y en alemán, que es otro idioma que manejo regularmente”. Además, se dedica a su casa, a sus nietos, a su esposo, y a sus doce hijos: Marcos y Mario, Stella Maris, Diana, Susana, Martín, Miguel, Cristina, Silvia, Ulises, Pablo y Cecilia.
Confió que durante toda su vida fue coleccionista de fotografías, y a medida que las iba solicitando a los vecinos, las iba escaneando. En algún momento la Municipalidad de Puerto Rico le pidió esas imágenes para que fueran parte del acervo municipal por lo que “están todas en el Archivo Histórico”. Leonor tiene el placer de comunicarse con ciudadanos del mundo entero, “investigadores que me hacen preguntas, me piden opiniones, sugerencias y adónde pueden averiguar sobre determinadas cuestiones. Actualmente estoy trabajando en una sección que se llama genealogía que estará dentro el archivo. Aún no está creada, pero estoy acopiando todo el material porque hay una gran demanda de quienes buscan a sus antepasados, sea de Brasil, de Alemania y de Misiones también. Así que estoy enfocada en eso, estoy escaneando libros de familias, árboles genealógicos, fotografías, ese tipo de cosas”, describió.
Que las fotografías que rescató se encuentren ahora en un espacio importante del municipio, “es para mí una gran satisfacción porque es lo que siempre me gustó hacer y compartir, porque soy de la idea que cuanto más se comparte más se preserva. En cierta ocasión experimenté un percance con la computadora y perdí casi toda la información que, por suerte, la encontré en el archivo. Afortunadamente no se extravió, por eso digo que cuanto más se comparte menos posibilidades hay que se pierda”.
Tiene guardadas imágenes de todo tipo, de acontecimientos. De hecho, en el archivo (googlear Archivo Histórico de Puerto Rico) hay entre 11 a 15 secciones en carpetas que las fue clasificando. Son fotos temáticas que tienen que ver con los trabajos realizados, la agricultura, las familias, la evolución del pueblo, la parte institucional, los intendentes y el resto de las autoridades, a lo largo del tiempo. “Creo que es algo novedoso en la provincia porque no encontré otro archivo en Misiones de estas características”, acotó.
Si bien la comuna no disponía de presupuesto para un archivo físico, “ésta es una opción muy interesante porque es de bajo costo, hay que contar con un técnico que instale una plataforma, saber manejarla y subir el material, pero sí requiere de mucho trabajo e insume mucho tiempo porque son horas y horas de dedicación para referenciar porque las fotos no tienen valor si no cuentan con una mínima reseña”, agregó.
Entre historias y vivencias
Otra de las cuestiones que la mantiene ocupada, es la organización de la Feria del Libro de Puerto Rico, que este año alcanzará la edición 14 durante el 30 y 31 de agosto y que por varias ediciones se desarrolló en el céntrico Paseo Mi Solar.
“Como escribo y publico algunos libros, con los colegas siempre socializamos en los encuentros y jornadas, y estamos conectados. Siempre los invitamos a participar, pero nuestra feria del libro es múltiple porque encara también otro tipo de actividades como teatro, show de artistas. Se trata de rescatar lo que sabe hacer la gente local, aportando a la cultura. Anteriormente tenía una duración de cinco días, pero ahora no hay manera de sostenerla durante tanto tiempo. Trabajamos en cooperación con el municipio porque tenemos que ir dejando el semillero. Algún día no vamos a estar y no quisiéramos que esta actividad decaiga”, sostuvo la exdocente que lleva diez libros editados. “Al último lo publiqué en el 2021 y tengo dos más que tendrían que salir a la luz, pero no hay recursos”, alegó.
La temática de esta autora se centra, por lo general, sobre la historia de la inmigración. “Ese mi fuerte”, aseguró. Contó que en lo cotidiano “se encuentran demasiadas cosas. Es como cuando una camina por una picada y encuentra caminitos laterales y, después, esos caminitos laterales se vuelven la picada principal. Así una cosa, lleva la otra. Siempre se descubre, hay muchísimo sobre esa temática. Lo mismo sucede con las entrevistas que hago porque las personas me dan referencias, me cuentan cosas y enseguida pienso que es lo interesante, lo que hay que rescatar. Y detrás de eso, voy”, señaló quien desarrolla su trabajo intelectual por la noche, “porque a lo largo del día hago otras cosas”.
Leonor también fue una pieza fundamental de Somos Puerto Rico, cuyo creador fue el periodista Sergio López. “Fue el de la idea y quien constituyó un equipo de trabajo, del que yo formaba parte. Después de dos años salió de circulación la revista impresa. Con otra colaboradora pensamos que era una pena que se perdiera y a partir del 2010, ambas, en compañía de un diseñador, reflotamos la edición impresa a lo largo de 14 años”.
En 2022 se logró cambiar la fecha de fundación de Ruiz de Montoya que tenía hasta ese entonces 76 años y pasó a 103, y Leonor también hizo allí su aporte, aunque ella explicó que “solamente colaboré con la búsqueda de documentación. La que escribió fue la periodista Mariela Mallman, una chica joven, apasionada por la historia, a la que siempre digo: sos garante de que esto va a continuar porque no es común que tenga ese interés. Cuando era joven no me interesaba por todas estas cosas. Creo que el interés se generó en los últimos años de docencia, en la antesala de la jubilación, porque también vislumbraba que tendría tiempo para dedicarme. Una vez que eso sucedió, allá por 2009, tuve más tiempo y pude dedicarme más a escribir porque antes la profesión me absorbía mucho”.
Respecto a la redacción de sus trabajos, admitió que “soy muy meticulosa, aunque para otras cosas soy recontra desordenada. Me fijo en lo que realmente me interesa. Tengo siempre en la cabeza a quien tengo que entrevistar y en base a eso voy cumplimentando la tarea. Después recojo mis experiencias personales, porque también viví. Siempre digo que tuve el privilegio de vivir en la época antigua, cuando todavía no había electricidad en el pueblo y ahora en ésta era del avance tecnológico donde me desenvuelvo, me defiendo en lo básico. Eso es un privilegio”.
Al referirse a todo lo que sembró en este tiempo, Leonor expresó que “espero que los jóvenes, una vez que se interesen por la historia local y regional, que también abordo, encuentren material en los libros, en las páginas, en el en el Archivo Histórico. A los jóvenes les interesa. Lo supe porque hicimos una promoción del archivo y pude visitar todas las escuelas de la zona. Los veo muy interesados a los chicos. Como docente tengo mis estrategias y sé captar el interés de los chicos. Trabajo mucho con imágenes y las imágenes son muy impactantes”.
Conocer el mundo
En 2009, esta vecina de Puerto Rico tuvo la suerte de residir durante tres meses en Alemania. Es que como también es profesora de alemán, pudo acceder a una beca del Goethe Institut a fin de perfeccionar su lenguaje. “La experiencia me pareció fantástica porque tuve la oportunidad de recorrer todos los lugares de los que vivieron mis ancestros, muchas zonas de Alemania, de Francia”. Sus hijos no hablan alemán y aunque hay tres que tomaron clases, solamente con uno de ellos “puedo conversar en ese nivel. No es un idioma fácil. En la localidad todavía hay personas de mi edad que hablan el idioma, pero, además, tengo contactos por Whatsapp o correo electrónico con personas de diferentes partes del mundo”. En algún momento trabajó como profesora de alemán en Capioví y en Puerto Rico, tanto en escuelas públicas como en privadas, que era como un plus que la institución brindaba a los alumnos interesados. De la Argentina, dijo que aún le queda por conocer una parte de la Patagonia porque “solamente viajé hasta Puerto Madryn”.
Un excelente equipo
Leonor conoció a Campero, quien se desempeñaba como buzo táctico, mientras estudiaba en Posadas, ciudad en la que circunstancialmente vivía el hombre con sus dos chicos. “Decidimos casarnos y después venimos a vivir a Puerto Rico, donde nacieron nuestros diez hijos, que ya son hombres. Cinco de los vástagos viven en Brasil, hacia donde emigraron y cerraron el círculo porque fueron a establecerse a la zona de donde vienen mis ancestros. Algunos viven en Bom Principio, en la playa, en el litoral de Río Grande do Sur. Cada año vamos a verlos porque es una buena excusa. Tenemos una familia ensamblada, pero nos llevamos muy bien”, celebró quien también integra la Junta de Estudios Históricos de Misiones y cada vez que acude a jornadas y congresos, lo hace en representación de esta prestigiosa institución.
A la pregunta de cómo fue criar a tantos niños además de dedicarse a la docencia, Kuhn respondió que “cuando se tiene tantos hijos, nunca están todos a la vez, llegaron a permanecer juntos en casa 7 u 8. Siempre tuve mucha ayuda de mi esposo, porque cuando ellos eran bebés, el que se levantaba de noche para cambiarle los pañales o para preparar la leche era Raúl. Eso facilitaba un montón, además, porque él era consciente que yo tenía que madrugar para ir a mi trabajo. Es cuestión de organizarse. Todo se puede, pero, si de algo estoy segura es que ninguno de mis hijos va a repetir esta hazaña, porque dos tienen como máximo cuatro niños y los otros, menos”.
Pero, entiende, que es una cuestión de época. El tiempo actual demanda demasiadas cosas materiales “y una anda corriendo detrás de todo eso, entonces no se puede criar a muchos hijos. Los nuestros se criaron con pocas cosas, de manera muy rudimentaria, colaborando entre todos, trabajando, porque era la única manera. Ahora, los padres están muy pendientes que sus niños tuvieran todo lo que ellos no tuvieron. Eso es lo que pasa y en realidad cometen un error, pero de esas cosas una recién se da cuenta mucho más tarde, cuando todo ya pasó”. Camino a su casa, casi en cada esquina la gente se detiene para saludarla, para agradecer a Leonor lo mucho que hace por la comunidad. De hecho, mientras transcurría la entrevista fueron varios los vecinos que agitaron su mano en señal de cortesía. “La gente es muy amable conmigo, cariñosa, y reconozco y valoro mucho el afecto que me brinda”, elogió.