La reina madre de esta numerosa familia matriarcal es Esther Márquez quien, a sus 93 años, y desde su infancia, vive en San José. A ella le sigue la bisabuela Loli de 70 años que vive en Posadas, la abuela Cristina, la mamá Yamila y finalmente la pequeña Abril.
Así, con 90 años de diferencia entre la más longeva y la más pequeña, se conforma esta familia posadeña que conserva cinco generaciones de mujeres.
Loli y Cristina son docentes, y dedicaron sus vidas a formar ciudadanos en las aulas misioneras. Tras ellas, la que cortó la racha de docencia fue Yamila, que es abogada y mamá de Abril, que no se queda atrás, y está comenzando el jardín, contaron entre risas en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Todas ellas siempre se hacen un tiempo para visitar a Esther, la abuela mayor, a quien su hija Loli describió como “una mujer muy estructurada que hasta ahora quiere ser la mandona de la casa, que piensa que somos las mismas criaturas de antes”, afirmó entre risas.
Si bien la pequeña Abril no dimensiona aún la dicha de tener una mamá y tres generaciones de abuelas, su madre Yamila mencionó la fortuna que significó que la abuela mayor Esther haya estado presente, y sobre todo lúcida, cuando la pequeña cumplió dos años; y que además atesoren recuerdos de ese día. “Es muy lindo tener una familia así, me ayudan un montón a vivir, me siento feliz con ellas, son mi luz”, agregó la bisabuela Loli, hija de la abuela mayor Esther.
Dos caminos marcados por la docencia
De las cinco generaciones de mujeres, dos tuvieron una vocación muy marcada: la docencia. Loli y Cristina se jubilaron con más de 30 años siendo maestras; y la historia de cómo se inclinaron por esa profesión resulta un tanto insólita porque primero la vocación surgió de la hija Cristina que jugaba de niña a ser maestra; y después en su mamá Loli quien se inició en el magisterio cuando Cristina ya era una niña.
En ese punto, la bisabuela Loli reflexionó sobre sus tiempos de docente, que en su mayoría transcurrió en la Escuela 527, “extraño mucho, mi carrera fue muy linda, yo estudié después de tenerle a ella (por Cristina), así me fui forjando y fui siendo feliz con mis cosas”. Esa vida dedicada a la docencia es nuevamente validada cada vez que algún exalumno le reconoce en la calle, “en el supermercado, en el correo, en la Municipalidad, en todos lados me paran los chicos, que claro están muy cambiados”, dijo Loli.
Por su parte, Cristina contó que se inició a la docencia a sus cortos 20 años, y que se jubiló con más de 30 años de aportes, solo con cinco años de diferencia con su madre.
Si bien la línea docente se cortó con Yamila que es abogada, ella destacó que “tener como referente a estas mujeres que estudiaron y se superaron, me abrió la mente de elegir una profesión”.
En ese sentido, espera para su hija Abril, “que sea feliz, que trabaje y elija algo que le haga feliz, así sucede como dice la frase… si elegís algo que te gusta no vas a trabajar ni un día de tu vida”.
Un encuentro de generaciones
En ese marco, reflexionando sobre la vida y el encuentro generacional, desde la perspectiva de Loli de 70 años, hubo un gran cambio en relación a cómo ella transcurrió su vida y cómo transcurrirá la de su nieta en un futuro. Sobre todo, por la época, “porque en cuanto a relaciones somos amigas”.
En ese punto, Cristina agregó que para ella el gran cambio generacional se sintió entre la tatarabuela Esther de 93 años y la bisabuela Loli, (su madre), ya que mientras la primera es una abuela como “las de antes”, con Loli empezó una generación de abuelas modernas.
“La abuela Esther es esa de los panes dulces, la que le llevaba a los chicos a las vacaciones”, indicó. Luego, la trayectoria de Loli fue diferente porque ella tuvo un trabajo y una profesión. “La abuela Esther era ama de casa, jefa del hogar, la sargento en una casa matriarcal. Fue una crianza muy recta”, agregó Loli sobre su mamá.
Ahora, sin embargo “somos abuelas modernas, todas trabajamos, no tenemos esa dedicación full time con los nietos, somos más como amigos y compinches”, dijo Cristina.
En ese momento se abrió la reflexión y Loli explicó, bajo la mirada atenta de su hija y sus nietas, que para ella la situación de las mujeres cambió mucho, “ya que la mujer de antes era de la casa, y la de ahora compite con el hombre, en el trabajo, en las relaciones, y en todo”.
Fue ahí, y para finalizar, que Cristina dejó un mensaje a las mujeres que, como ella y su familia, debieron salir adelante: “El mensaje es que tengan amor propio, que aprendan a estar bien consigo mismas… es lo que le digo a mi mamá Loli, porque ella perdió a su pareja hace relativamente poco… siempre digo que la mejor compañía para uno es uno mismo, con nuestros fantasmas, con nuestros errores, solo así uno se abre a recibir el amor de afuera”, finalizó.