Es hora de mostrar resultados. El presidente Javier Milei logró en apenas unas semanas lo que no pudo en casi todo el primer semestre. La negociación y la búsqueda de acuerdos fue la clave.
Ahora, iniciado el segundo semestre, cuenta con una ley amplia, un paquete fiscal y un pacto. Nada más y nada menos que “la casta miserable”, tal su descripción en campaña y ya en la Presidencia salió en su auxilio para rescatar una gestión que comenzó a zozobrar mucho durante las últimas semanas.
Ya no podrá decir el libertario que la vieja política le pone palos en la rueda. Ya no podrá seguir evadiendo la falta de resultados.
La herencia es horrible, sería de necios negarla, pero en seis meses los indicadores empeoraron como nunca antes y no fue nada más que por la inercia de los mandatos anteriores, fue también por una devaluación sin sentido que no generó un solo indicador positivo sobre la economía y por desregulaciones que solo empobrecieron a la población.
A la vuelta de estos seis meses la fotografía general es pasmosa. La crisis se deglutió a millones de familias de todas las clases. Seguir evadiendo las culpas propias ya carece de sentido y solo lo tiene cuando se dirige a las filas de seguidores y fanáticos.
Al Presidente la realidad se le presenta crítica y le exige respuestas más allá de los arranques de insultos, las peleas con gobiernos de otros países y el recambio permanente de funcionarios.
Paradójicamente, fue la casta la que debió salir al auxilio de Milei que, en Tucumán, hizo gala de un tono diplomático como nunca antes. Ese cambio en la forma de gobernar le valió conseguir una Ley Bases y la fotografía con la mayoría de los gobernadores. Ahora la pelota está en su cancha, tiene apoyo político y herramientas.
Es hora de mostrar resultados reales porque el descenso de la inflación, como consecuencia de la destrucción del consumo, los salarios y las jubilaciones, se invirtió y ya no cuenta en el haber.









