En Villa del Rosario, en el norte de Entre Ríos, la crisis citrícola ha llevado a la lamentable situación de ver toneladas de mandarinas siendo desechadas.
“Duele ver cómo hoy se está desperdiciando tanta fruta”, expresó Marcos Dal Mazo, representante de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario.
Un camión descargó recientemente al menos 8000 kilos de mandarinas en el basural local, sumándose a las montañas de fruta ya acumuladas. Los precios entre $40 y $50 pesos por kilo no alcanzan para cubrir los costos de producción, dejando a los productores en una situación desesperante. La industria local está colapsada y no puede absorber más producción, y la falta de competitividad impide la exportación. En este escenario, miles de frutas terminan pudriéndose en el suelo.
Dal Mazo detalló a LA NACION la cruda realidad en “El Pueblo de Las Mandarinas”. Esta zona produce aproximadamente 150 millones de kilos de mandarinas por unos 400 productores en unas 5000 hectáreas, el mayor porcentaje de producción por kilo en Entre Ríos y uno de los más altos del país. Sin embargo, se prevé un significativo desperdicio de esta producción este año.
“Es difícil ver las imágenes de cómo están empezando a tirar la fruta. Esto se debe, principalmente, a que en los mercados no hay ventas, los precios que reciben los productores son muy bajos y los costos de producción muy elevados”, explicó.
En el pueblo Villa del Rosario, en Entre Ríos, productores tiraron 8000 kilos de mandarinas en un basural y el video se viralizó en redes.
“Las fábricas están saturadas. La fruta se pudre y se pierde porque la gente no tiene plata para comprarla”, declaró Elvio Calgaro,… pic.twitter.com/9jbTCmxdbI
— El Cronista (@Cronistacom) June 28, 2024
Exceso de producción y falta de venta
El 70% de la producción de mandarinas se destina al mercado interno, el 10% a la exportación y el 20% a la industria. La disminución de las ventas ha obligado a desviar más producción hacia la industria, que también está desbordada y trabaja con cupos.
“Hay exceso de producción en el mercado interno y como no se está vendiendo, se traslada a la industria, que también está desbordada y no recibe todos los días o trabaja con cupos”, señaló Dal Mazo.
Problemas de exportación y costos elevados
Los requisitos y altos costos de producción dificultan la exportación, haciendo imposible competir con otros países. “La caja final puesta en el puerto nos sale dos veces más de lo que nos pagarían o de lo que otros países ofrecen”, indicó Dal Mazo. La necesidad de retirar la fruta de los árboles para evitar plagas como la mosca de los frutos y el desajuste del pH del suelo lleva a los productores a desechar grandes cantidades de fruta.
Desesperación y pérdidas económicas
Los productores no logran cubrir sus costos con los precios actuales. “Recibimos entre $40 a $50 el kilo cuando deberían cobrar al menos siete u ocho veces ese valor”, explicó Dal Mazo.
“Es una vergüenza; recibimos un caramelo por kilo de fruta. Con eso no se llega a cubrir los costos de producción. Para que rinda, tendría que estar alrededor de 500 a 600 pesos el kilo como para cubrir costos, sin pensar todavía en rentabilidad”. Los costos incluyen cosecha, flete, empaque, poda, riego, abono y fertilizantes. “Llega fin de mes y no sabemos de dónde sacar la plata para pagar, por ejemplo, la luz”.
Aumento de producción y menor demanda
La situación se agravó este año debido a un aumento en la producción por mejores rendimientos tras años de sequía. “Desde octubre comenzó a llover, estimulando una mayor floración y producción de frutos. Mientras los mercados se siguen achicando, cada vez hay más fruta. Entonces tenemos mucho menos demanda y más oferta”, destacó Dal Mazo.