El poder adquisitivo de los jubilados sigue su marcha descendente mientras representa un tercio del superávit fiscal, la “guerra santa” del Gobierno. De acuerdo a las cifras oficiales, los ingresos de los jubilados que no perciben bonos cayeron 14% en el último año mientras que en el caso de los que cobran el refuerzo bajaron 65%.
Ocurre que el poder adquisitivo de los que perciben la mínima y suman el bono mensual de 70.000 pesos, cayó 6% más que el de seis meses atrás.
Estas frías cifras representan nada menos que a casi la mitad de los jubilados y pensionados, de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Seguridad Social.
El análisis de esos números permite advertir que las prestaciones pagadas por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS) acumularon una pérdida de poder adquisitivo desde 2017, que se profundizó en los primeros meses de este año, antes de que comenzaran a reajustarse primero por la fórmula de movilidad que perdió vigencia y, desde abril, por inflación y con frecuencia mensual.
La pérdida de poder adquisitivo de los jubilados y pensionados no es nueva, pero se profundizó de la mano del superávit fiscal que el Gobierno logra desde que asumió.
La cuestión de fondo es si se trata de una victoria pírrica, cuyo sacrificio recae, una vez más, en uno de los sectores más sensibles de la población.