La Asociación Civil Defender la Vida celebra su 20º aniversario, marcando dos décadas de dedicación a la prevención del suicidio y al apoyo de personas en crisis. Con motivo de este significativo hito, PRIMERA EDICIÓN conversó con varios voluntarios de la organización para conocer más sobre su trayectoria y la situación actual de la prevención del suicidio en nuestra sociedad.
Danilo Ces, uno de los voluntarios con mayor trayectoria en la asociación, expresó su gratitud y orgullo por el camino recorrido: “Agradecidos somos nosotros por estar trabajando en estos 20 años honrando la vida. Si bien abordamos la temática del suicidio, la prevención del suicidio, la contención, orientación y la posesión, hoy nos detenemos para mirar dos décadas de caminar juntos, dos décadas de ir haciendo camino al andar”.
Recordemos que la asociación surgió tras la muerte de Juan Ignacio, un adolescente de 14 años y a partir de allí su madre, impulsada por el dolor, decidió iniciar un camino de ayuda y prevención. “Sabiendo que había más Juan Ignacios en nuestra provincia a los que podíamos llegar. Estamos convencidos de que el suicidio se puede prevenir”, comentó Ces.
La asociación ha evolucionado significativamente en estos años, formando un equipo interdisciplinario de voluntarios capacitados para abordar el suicidio desde diversas perspectivas. “Fuimos capacitándonos para hoy poder cumplir 20 años y contar con un grupo de voluntarios de manera interdisciplinaria, de cómo se debe abordar el suicidio”, explicó Ces. “El suicidio es multicausal; hay muchos factores que llevan a una persona a cometer el acto. Es todo un proceso de construcción, por eso es importante tener en cuenta que hay señales, conductas y comportamientos que debemos observar”.
Estudiantes de piscología de la UCAMI realizan sus prácticas junto la Asociación
La colaboración con el sistema de salud pública y mental ha sido un pilar fundamental en el trabajo de la asociación. “Salud Pública va creciendo y nos va invitando, incluyendo, y trabajamos de manera coordinada con salud mental”, destacó Ces. Además, la asociación ha establecido lazos con instituciones académicas, enriqueciendo su labor con la participación de futuros profesionales. “Hoy tenemos el orgullo y el placer de contar con alumnos de la UCAMI que hacen sus prácticas profesionales supervisadas”, mencionó Ces con satisfacción.
Evolución en el tiempo
Mirta Soria, una voluntaria de larga trayectoria, reflexiona sobre la evolución de la percepción del suicidio a lo largo de estos años: “Hace 20 años de este tema no se hablaba tanto. Por ejemplo, para la Iglesia era algo malo, algo que no se perdonaba. La persona que se suicida no la vamos a poner en camposanto. Había que enterrarla en otro lado”.
La estigmatización del suicidio era un problema prevalente, vinculado a la culpa social: “Estaba muy estigmatizado y, bueno, era la culpa porque vivimos en una sociedad que culpa muchas veces. La culpa de los padres, la culpa es de la novia que lo dejó, la culpa es del profesor que lo desaprobó, y no era así. Entonces empezamos a indagar y a hablar sobre esta temática”. Soria enfatiza la complejidad del fenómeno del suicidio: “Por eso, lo que nosotros hoy por hoy sostenemos, y que es la realidad, es que el suicidio es multicausal”. Esta comprensión ha guiado el enfoque interdisciplinario de la asociación en su labor preventiva.
Además de la prevención, la asociación trabaja intensamente en la postvención, es decir, en el apoyo a los sobrevivientes de suicidios: “En la asociación, también trabajamos sobre el tema de la postvención, que significa trabajar con el dolor del otro que ha quedado, que quedó vivo y que ve una silla vacía y se siente mal. Entonces trabajamos también sobre la postvención, que me parece que es muy importante”, señala Soria.
Por su parte, Myrian Báez, piscopedagoga y voluntaria , comparte su perspectiva sobre el suicidio y la importancia de la intervención emocional:
“Para mí, el suicidio a veces es una solución permanente a un problema que a veces es pasajero. Entonces, ese problema que es pasajero, si en alguna oportunidad recibe una escucha, alguien que pueda alojar desde lo emocional, desde el corazón a la otra persona, posiblemente reencauzar con un problema”.
Báez enfatiza la complejidad del fenómeno y los múltiples factores que lo desencadenan: “Es complejo porque justamente a veces el detonante de estos fenómenos tiene que ver con vivencias, situaciones sociales, comunitarias, a nivel macro y micro del sistema que influyen o impactan en la salud mental, en los modos de pensar, en las representaciones que tienen las personas sobre su existencia”.
La necesidad de un cambio en la perspectiva social es un tema recurrente en sus palabras: “Necesitamos rever como sociedad esta mirada del otro, donde a veces lo que menos se hace es mirar, lo que menos se hace es escuchar. Creo que hay que recuperar la palabra, recuperar este sentido del estar con el otro, de hacer tribu y de poder alojarlos entre nosotros”.