El término “casta” que aplica el presidente Javier Milei para referirse a sus enemigos políticos y empresariales, parece no tener división política al momento de pensar en sus bolsillos. Primero fue en el Senado y ahora en Diputados, donde los legisladores se elevaron las dietas legislativas mientras millones de trabajadores piensan en cómo conseguir una mejora salarial y la Secretaría de Trabajo de la Nación no homologa subas superiores al 20%.
Casta, para el diccionario de la Real Academia significa “ascendencia o linaje”. Pero admite el uso para referirse “a los irracionales”.
Curiosamente la Cámara de Diputados, que preside el libertario Martín Menem, decidió darse el 80% de incremento salarial el día después que el Observatorio Social de la UCA reveló su proyección de pobreza: alcanzaría al 55% de la población, incluido un 32% de niños y niñas.
“La casta” se pelea para la tribuna pero acuerda con sus opositores para su propio beneficio. Usa de pantalla las supuestas divisiones ideológicas populares, pero se sientan en una misma mesa con los detractores para dividirse el beneficio, sin importar los recursos que dilapidan en ese camino donde se olvidan de los votantes y los que les reclaman un cambio en el rumbo.
Esa “casta política” le sigue dando la espalda a millones de argentinos, aunque en los medios dice oponerse a los incrementos y que donará las diferencias salariales a ONG, en un show “para la gilada” a la que minimizan y creen que con eso alcanza para limpiar su imagen de los cuestionamientos.
Para unos hay mucho dinero, para cubrir varias canastas básicas. Para los demás, se deben conformar con el grito oficial VLLC.