En completo bienestar, paz y armonía luego de la sesión de Yoga, permanecemos sentados en la mat para buscar nuestra lecturita habitual. En la página señalada, el Dr. Deepak Chopra nos decía que cuando dejamos de prestar atención consciente a lo que nos dice el cuerpo “se presentan trastornos en muchos niveles a la vez”.
Entonces seguimos leyendo:“El cuerpo no detiene su desarrollo en la edad que llamamos madurez. Los cambios continúan. Y el cambio conduce al crecimiento, al desarrollo y a la evolución, o en dirección contraria, hacia la decadencia, el deterioro y el desorden.
La diferencia radica en cómo prestamos atención, pues ésta es nuestra conexión con el campo de las posibilidades infinitas”. Y aquí el Doctor nos explica que “el campo posee ciertos atributos que dan sustento a la mente, al cuerpo y al espíritu, de los cuales hay tres que contribuyen especialmente a la felicidad. El primero es la inteligencia”. Adelantándonos vemos que el segundo es la creatividad y el tercero es el poder. Pero vamos al primer atributo:
“Cuando escuchamos a nuestro cuerpo vislumbramos la mente del Universo, lo que supone muchas actividades simultáneas. El cuerpo humano puede pensar, tocar música, secretar hormonas, regular la temperatura de la piel, matar gérmenes, desechar toxinas y gestar un bebé, todo al mismo tiempo, en un alarde milagroso de inteligencia. Y esta inteligencia también nos permite tomar decisiones en favor de nuestra realización”.
Levantamos la vista, reflexionamos un instante y continuamos leyendo: “La realización es un concepto misterioso para muchas personas, pero podemos descomponerlo en sus partes más simples. Es el resultado de pensamientos, sentimientos y acciones correctos, cada uno de los cuales se encuentra vinculado al cuerpo. No podemos concebir límites artificiales entre una célula hepática y la mente cuando toman decisiones correctas. La inteligencia abarca ambas, pero mientras la célula se enferma ante un error, la mente distingue el bien y el mal en un nivel distinto: el de la ética y la moral”. Aquí cerramos el librito por hoy y nos retiramos reflexionando. Namasté.
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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