En su discurso de apertura de sesiones del Congreso del 1° de marzo, y después del fracaso de la Ley Ómnibus, Javier Milei se aproximó a su versión más dialoguista posible: estableció 10 principios para reconstituir “las Bases de la Argentina”, que se rubricarían en el Pacto de Mayo en Córdoba. En ese mismo discurso, les dijo a los diputados que “si quieren conflicto, conflicto tendrán”. Este 25 de mayo, el Presidente no consiguió el pacto pero se quedó con el conflicto.
La Ley Bases, cuya muerte lenta en el Senado augura modificaciones que podrían provocar que el Gobierno la retire nuevamente, solo retomó tres de los diez puntos que enunció el Presidente: “la reforma tributaria”, que en lugar de reducir la presión impositiva vuelve a imponer el impuesto a las Ganancias, el apartado más rechazado del paquete fiscal; “una reforma laboral moderna”, que cuenta con apoyo mayoritario; “una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema”, que provocó la posterior reacción legislativa en los bloques de la oposición.
Precisamente la fórmula de movilidad jubilatoria posibilitó un escenario inédito desde que asumió el referente libertario: radicales, peronistas y federales consensuaron ciertos puntos y avanzarían con un proyecto íntegramente delineado por la oposición.
“Cualquier proyecto que manden desde el Congreso que quiera romper la caja y hacer volar este país por los aires, lo voy a vetar, me importa tres carajos”, pareció responderles el presidente Javier Milei esta semana, en el marco del Congreso del IAEF.
“Él evaluará qué costo está dispuesto a asumir en ese caso”, señalaron al portal informativo Ámbito desde la UCR, que preside la comisión que impulsa la reforma previsional y también trabajan con especial interés en la emergencia presupuestaria para universidades, otra de las leyes susceptibles al veto presidencial.
Dialoguistas alejados
La Libertad Avanza trabaja día a día en la sostenibilidad de sus alianzas, pero los lazos se vuelven cada vez más frágiles por la apremiante situación financiera de las provincias y la distancia que provoca en algunos diputados el marco de valores de referentes oficialistas.
El protagonista de la semana fue el secretario de Culto, Francisco Sánchez, que repasó distintos temas: dijo que la ideología de género sirvió para “pervertir a nuestros hijos”, que la ley del aborto avala “la matanza de criaturas” y que “los hijos de familias separadas tienen un rendimiento 25% inferior”.
A él se le sumó el diputado Bertie Benegas Lynch, quien se animó a opinar sobre el matrimonio igualitario: “Me hace ruido”, dijo.
Ambas declaraciones promovieron el repudio de todo el espectro opositor en el Congreso, incluso del PRO, que ya piensa un paulatino distanciamiento del oficialismo.
“Hasta la Ley Bases acompañamos. Luego será proyecto por proyecto el apoyo en el Congreso”, le indicó a Ámbito una fuente partidaria alineada con Mauricio Macri, cuyo rol será dotar de una identidad propia al espacio que fundó, alejado del liberalismo.
Pujando contra su conducción, y la del titular del bloque Cristian Ritondo, se pararán decenas de legisladores cercanos a Patricia Bullrich, cuyo triunfo en las PASO la benefició en la distribución de influencia parlamentaria. “Hay un sector minoritario que responde a Bullrich que quieren apoyar todo a libro cerrado”, aseguran quienes piden por un PRO autónomo.
Dentro de los federales, la ruptura de la Coalición Cívica solo promete una postura independiente y discursivamente más combativa, para no perder peso en la maratón electoral que terminará en 2025.
Otro partido que comenzó a separarse expresamente es el radicalismo: este viernes, tres diputados del partido denunciaron a Javier Milei y al propio Francisco Sánchez por el uso de fondos públicos para viajar la semana pasada a España.
Nueva mayoría opositora
La convocatoria a una sesión especial, en la que consiguieron quorum con apoyo peronista, fue otro gesto de rebeldía radical. “No le ha ido bien al Gobierno con esta dinámica pseudoextorsiva”, le dijo a Martín Menem el presidente del bloque de la UCR, Rodrigo de Loredo, quien remarcó que “gobernar es ordenar las prioridades” y planteó: “Pasa el tiempo y las papas queman”.
Legisladores de Unión por la Patria observan con atención e interés como dejó de representar un estigma -para los demás bloques- levantar la mano en el mismo sentido que ellos. Siempre con dictámenes distintos, el peronismo expresó voluntad de acompañar proyectos de los opositores considerados dialoguistas e incluso fue la columna vertebral de los 133 votos que rechazaron la iniciativa del libertario Nicolás Mayoraz de repudiar al presidente de España, Pedro Sánchez, en plena sesión especial.
“Es un momento histórico, donde hay contradicciones que pasan a ser completamente secundarias”, interpretó el entrerriano Tomás Ledesma en diálogo con Ámbito.
En la misma línea, respondió el salteño Emiliano Estrada, quien apuntó a “construir mayorías sobre los consensos que identificaron siempre al radicalismo” y sostuvo que “no importa con quiénes votes, sino mantener una coherencia en el tiempo”.
Con aportes de bloques patagónicos, el Frente de Izquierda y el socialismo santafesino, el peronismo comienza a amurallar una oposición que sale del closet y se entusiasma con aprobar leyes.
“Tema DNU por ahora sigue todo como está”, reconocen desde Unión por la Patria, pero apuntan al próximo objetivo: aprobar la primera semana de junio una nueva fórmula de movilidad jubilatoria, la vuelta en vigencia del Fondo Nacional de Incentivo Docente y la emergencia presupuestaria para universidades nacionales.