Una denuncia por abusos sexuales, golpes y amenazas de muerte a una menor cuando tenía 15 años (hoy tiene 17) fue presentada el viernes 17 de mayo ante el fiscal de turno, Instrucción 6, René Germán Casals. Por la gravedad de lo expuesto, éste solicitó la detención al juez de Instrucción, Ricardo Walter Balor, pero solo se emitió una restricción de acercamiento para el apuntado con la víctima y la citación a declarar este lunes.
El denunciado es un funcionario público, de 40 años y esposo de una jueza de faltas de Posadas.
Pero también tiene marcada participación en el ambiente deportivo de la provincia, principalmente ligado a la dirigencia del futsal APOFUSA.
Respecto a este ámbito, en diciembre pasado se lo nombró como posible interventor de la Liga Posadeña, incidente que se frenó con las medidas que tomó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
De acuerdo a la denuncia a la que PRIMERA EDICIÓN pudo acceder, la adolescente denunciante se presentó ante el fiscal y relató pormenorizadamente los delitos contra su integridad sexual y vida.
Fue abusada con acceso carnal, golpeada y amedrentada para que callara lo sufrido. Durante el tiempo transcurrido hasta habría intentado suicidarse aterrorizada por lo sufrido.
En primera persona
Acompañada por un abogado, la menor adelantó su testimonio en la denuncia y ahora aguarda poder ratificar sus dichos ante el juez que le daría un botón antipánico como herramienta de prevención. Es decir, que pueda bajar una aplicación a su teléfono celular para alertar a la policía si se encuentra, nuevamente, en situación de peligro.
El relato de la víctima es crudo y este Diario se reserva las identidades y detalles que permitan ubicar a la denunciante y su familia.
“Yo trabajaba en la casa cuidando al hijo. Yo quise hacer la denuncia porque él (acusado) cada vez que me quería llevar a mi casa, me acariciaba el pelo y yo le decía que a mí no me gustaba que me tocaran en pelo, le pedía por favor que no lo hiciera. Pero él se reía y decía que no pasaba nada y en vez de llevarme a mi casa tomaba otro camino”.
“Paraba y me empezaba a hablar de sexo y a preguntarme si yo quería perder la virginidad. Yo le respondía que por favor me llevara a mi casa, que no me sentía cómoda y que me quería ir”.
“Empezó a besarme el cuello, yo le pedía por favor que dejara, que parara de hacerlo y lo empujé. Le dije que si me seguía tocando le iba a contar a mi mamá y papá. Ahí me dijo que yo no iba a decir nada y que si lo hacía no me iban a encontrar”.
“Le dije a mi mamá que no quería volver a trabajar, que no me sentía bien. No fui por una semana, hasta un martes que volví y estaba la esposa. Ella me preguntó si yo podía quedarme con el nene porque ella iba a salir. Yo comencé a jugar con el hijo y él (acusado) salió de la pieza y aprovechó que no estaba la mujer, me agarró de la muñeca y al hijo lo sacó afuera de la habitación”.
“Me obligaba a besarlo y comencé a gritar y como en la parte de abajo de la casa había gente, justo subió la pastora G. porque escuchó los gritos y preguntó además qué pasaba porque el niño estaba afuera”.
“El le respondió que no sabía, porque el estaba adentro de la pieza y salió a ver qué pasaba. Después dijo que el hijo salió a jugar afuera”.
“Luego vino mi tía, la esposa de él (acusado). Ya era de noche y él me tenía que volver a llevar a mi casa. Yo nunca pedía que él me llevara sino que me buscara mi mamá. Pero él me llevaba por distintos caminos”.
“Comenzó a manosearme de nuevo y me forzaba a que le hiciera sexo oral y le mordí la pierna para frenarlo pero me agarró del pelo y comenzó a pegarme. De una cachetada me rompió la boca y me amenazó que no me iban a encontrar viva si le contaba a mis padres. Me amenazó a que dijera que el golpe en la boca fue jugando con el hijo”.
“Después de ese hecho, falté dos semanas al trabajo y comencé a cortarme la mano intentando suicidarme”.
“No dije nada por miedo, volví al trabajo y en la casa me violó. El hijo estaba dormido, la esposa no estaba en la casa y el me agarró del cabello y me arrastró hasta la pieza de él”.
“Tenía una soga arriba de la cama, me ató los pies y yo comencé a gritar y él me repetía que nadie me iba a escuchar porque no había nadie cerca. Me bajó el pantalón y me metió un palo en el ano y el pito en la vagina. Sacaba el pene y me lo pasaba por la cara”.
“Terminó de hacerme todo eso y me dejó que me vaya. Me vino a buscar su esposa y me llevó a mi casa pero no me preguntaba nada porque hablaba por teléfono. Fue la última vez que fui a trabajar”.
“No digas pavadas”
La denunciante ante los secretarios de la Fiscalía recordó también que “una vez yo estaba jugando en el piso con el hijo y GM me levantó el buzo. El niño gritó: ‘Ma, papi le levantó el abrigo a L.’ y el papá le pegó al hijo. Le gritó: ‘No digas pavadas’. La mamá escuchó y dijo que me dejaran tranquila que estaba trabajando”.
Los hechos denunciados habrían ocurrido entre el invierno y el verano de 2022. “Cuando comenzaron los manoseos hacía frío recuerdo, cuando me violó ya hacía calor”, se resalta en la presentación judicial.
“Me decía que si yo contaba además le iban a sacar la casa a mi madre y a mi padre lo iban a echar del trabajo. Y me repetía que a mí me iba a hacer desaparecer y me iban a encontrar muerta tirada por ahí”.