El conflicto es una parte inevitable de la experiencia humana. En lugar de verlo como una batalla entre “nosotros” y “ellos”, la Comunicación No Violenta (CNV) nos invita a mirar más allá de las estrategias en conflicto y enfocarnos en la humanidad que compartimos.
En el corazón de la CNV se encuentra la idea de que todos tenemos necesidades universales que buscamos satisfacer. Cuando nos desconectamos de la humanidad, pasamos por alto estas necesidades y enfocamos el conflicto desde la idea de dominación en lugar de hacerlo desde la colaboración.
La forma en que percibimos el conflicto, condiciona la manera en que lo abordamos. Cuando estamos en medio de un lío es probable que nuestra mente piense que algo esta mal o que eso no debería estar pasando. Esto hace que nos pongamos a la defensiva y busquemos culpables. Por eso es tan importante, en momentos de crisis, conectar lo que sentimos con lo que necesitamos en vez de conectarlo con lo que pensamos.
La CNV nos anima a profundizar y comprender las necesidades subyacentes que están en juego tanto propias como del otro, en lugar de centrarnos en culpar o juzgar a los demás. Los juicios son una señal de que no estamos pudiendo ver la humanidad de la otra persona.
Es verdad que resulta tentador caer en la trampa de la crítica y el juicio sobre lo que la otra persona hizo mal y cómo nos afecta. Sin embargo, es necesario mirar más allá de las acciones superficiales para ver las necesidades humanas que están impulsando esas acciones y recordar que todo lo que sucede fuera de nosotros es un estímulo, la causa de lo que sentimos siempre es interna.
Por ejemplo, en lugar de decir: “Estás siempre llegando tarde y arruinando nuestros planes”, podríamos decir: “Cuando llegas tarde sin avisar, me siento frustrado porque valoro la puntualidad y quiero aprovechar al máximo nuestro tiempo juntos”. Al expresar nuestras necesidades de esta manera, estamos invitando a la otra persona a conectar con nuestra humanidad compartida y a buscar soluciones que satisfagan ambas.
La CNV nos enseña a escuchar con empatía y comprensión, en lugar de poner nuestra atención en lo que estamos planeando decir a continuación o en cómo refutar los argumentos de la otra persona, propone esforzarnos por escuchar realmente lo que están diciendo y cómo se sienten.
Para que esa conexión suceda, debemos evitar centrarnos en la idea de lo que es justo. El reconocimiento de las necesidades mutuas suele ser mucho más satisfactorio que llegar a un acuerdo basados en la idea de justicia que tal vez no contempla las necesidades de ninguna de las personas involucradas.
Disminuir la velocidad de nuestras conclusiones respecto al otro, despegarnos de esa idea preconcebida sobre la otra persona nos permitirá conectar con el ser humano que tenemos en frente y crear la posibilidad que algo mejor suceda.
La CNV propone mirar más allá del conflicto y ver la humanidad compartida, para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todas las partes involucradas y construir relaciones más profundas y significativas.
Cuando logramos oír las necesidades que están detrás de los sentimientos, recuperamos el poder para actuar.
Colabora Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres