El presidente Javier Milei sigue dando fuertes señales de desconexión con la realidad, justamente la principal razón que le dieron sus antecesores a los argentinos para hacerlo jefe de Estado.
A diario valora para sí mismo y para sus simpatizantes logros que no son tales o que, con contexto, son en realidad los mismos problemas que arrastramos desde hace décadas.
El último hit de su variopinto álbum de éxitos discutibles es el de los salarios. Después de sostener que los alquileres están bajando y de promocionar un superávit que se construye en base a acumulación de deuda y licuación de sueldos y jubilaciones, asegura el Presidente que lo que cobran los trabajadores “ya le gana a la inflación”.
La cotidianeidad de los argentinos expresa todo lo contrario a partir de la profundización del deterioro de los ingresos. Ello también se argumenta en la estrepitosa caída del consumo.
Los números, esos que tanto le gustan a Milei, lo desmienten a diario. La inflación desde que arrancó su gobierno acumula 85% mientras los salarios en promedio crecieron 58%. Es cierto, la crisis es anterior a él, pero el libertario no hizo más que profundizarla. Y, de última, fue votado para resolverla, no para quejarse (que es lo que hicieron todos sus antecesores).
Recientemente fue entrevistado por la BBC de Londres y ante una simple pregunta dijo repetidamente lo de siempre, “o sea”, “digamos”… pero no fue capaz de enviar un mensaje a la población en general, a los trabajadores y jubilados que son los más afectados por el duro ajuste. Simplemente consideró que “no puede hacer una evaluación macroeconómica por la situación particular de una gente”.
Y esa es la prueba misma de que el Presidente está desconectado de su sociedad, enfocado en resolver la macro para que los mismos de siempre ganen más; desvinculado de la economía real en la que el litro de leche oscila entre 1.500 y 2.300 pesos (esa fue la pregunta “polémica” de la periodista de la BBC) que se vende cada vez menos por la pérdida de poder adquisitivo. La desconexión entre la dirigencia y la sociedad fue justamente el principal motivo del triunfo de Milei en las urnas. No debería omitirlo.