Mírate a los ojos en el espejo. Mírate y observa más allá del adulto. ¿Qué ves en el espejo?
Observa dentro de tu SER, en tu interior están todos tus tiempos, todas tus historias, todos tus dolores. Más allá de tu edad, en tu interior todavía hay un niño que necesita amor, comprensión y aceptación.
¿Ves a tu niño interior en el espejo? ¿Es feliz? ¿Qué está tratando de decirte tu mirada?
Todos llevamos nuestro niño interior, que todavía necesita cariño y afecto, ¡todos!
En nuestra conciencia tenemos registradas (como si fuese un libro) todas las edades que tuvimos y sus experiencias. Si de niño pensante que algo andaba mal por tu culpa, quedó ahí guardado.
De niños desarrollamos esa idea, que al hacer las cosas bien, de acuerdo con las exigencias externas, nos van a amar siempre.
Entonces, ¿qué precio aprendimos a pagar para ser amados?
Así es cómo se genera una división dentro de nosotros, lo que soy y lo que debo ser para ser amado, y paulatinamente aparece un estado interior que nos juzga crítica y regaña, que da comienzo a nuestro diálogo interior.
Es la guerra dentro nuestro, lo que soy y lo que me decían que tenía que ser, o lo que se esperaba de mí. ¿Cuáles son tus diálogos, cómo te juzgas y criticas?
Volver a tender un puente de amor y de luz dentro, es comenzar a transformar nuestros diálogos internos desde la crítica hacia el amor incondicional por lo que soy. Tender un puente de luz entre el niño y el adulto.
Déjale saber a tu niño interior que lo amas incondicionalmente tal y como es, déjale saber que hoy puedes elegir, que ya no necesitas pagar precios para ser amado, que creciste, y que hoy puedes elegir como hacerlo. Todo lo que ese niño interior quiere es ser amado y mirado.
Comienza tú a tender un puente hacia tu interior. Recupera ese amor perdido por ti mismo.
Recupera la relación contigo y así no necesitarás de otros para completarte y ser feliz, simplemente recupérate para poder compartirte en amor con los demás, dejando de lado los reclamos y las culpas inexistentes hacia y para con los demás.
Acéptate, sos perfecto tal y como sos y desde ese espacio de amor incondicional hacia ti podrás compartirte sabiendo que eres perfecto.
La relación más difícil es la que tenemos con nosotros mismos. Todo el exterior es un reflejo de lo interior.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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