La pregunta ya no solo forma parte de las angustias de los trabajadores formales, informales, privados o estatales, de los jubilados y pensionados… la duda está instalada también entre los empresarios que apostaron fuerte por un “cambio de paradigma” que, finalmente, resultó ser muy parecido a lo que venía padeciendo el país.
El cuestionamiento acerca de cuándo y cómo comenzará a recuperarse la economía real está instalado fuertemente en todos los foros posibles, en las mesas familiares, en las cumbres empresariales e incluso en las legislaturas cuyos integrantes se votan para sí mismos jugosos aumentos. Claro, en el último escenario solo se cuestiona, allí poco y nada se padece. Las respuestas a esta duda clave, lejos está de hallarse en las medidas oficiales, solo se sostiene en la esperanza que muchos aún justifican. Pero lo cierto es que la economía todavía debe pasar por otro proceso de contracción.
La desaceleración de la inflación, único dato positivo para la economía real, es en verdad una victoria pírrica. Pasamos de un furioso 25% de hace pocos meses a un intenso 11% de marzo. Abril quizás cierre en un dígito, pero para el estado de los bolsillos, cualquier nivel por encima del 2% es enorme.
La desaceleración casi se explica en su totalidad en la fenomenal contracción de la economía que va destruyendo el consumo y la producción. La mayoría de los argentinos padece lo primero. La producción, en tanto, es la preocupación de los que aún tienen espalda para aguantar la crisis. Son justamente los empresarios, los mismos que hoy se suman a la gran duda argentina que plantea cuándo y cómo comenzará la ansiada recuperación.