Entre el lunes y jueves de esta semana, dos alumnos del Instituto de Enseñanza Agropecuaria (IEA) 7 de esta localidad se quitaron la vida. Tenían 16 y 17 años, iban a cuarto y quinto año del secundario y, según las fuentes consultadas, no tenían nada en común más que asistir al mismo establecimiento educativo. Ambos eran buenos alumnos, mantenían una buena comunicación con sus docentes y no tenían problemas de conducta. Nadie sabe porqué tomaron esa drástica decisión.
La comunidad educativa, y especialmente sus compañeros y pares, está conmocionada. El martes, al día siguiente del fallecimiento de la alumna de cuarto año, se hizo presente en la institución educativa el Gabinete Psicopedagógico Interdisciplinario (GPI), dependiente del Consejo General de Educación (CGE) para asistir a los docentes en el abordaje con los alumnos tras la muerte de la adolescente.
La noticia del segundo suicidio fue recibida ayer en la ruta por el equipo del Ministerio de Educación, encabezado por la directora de Políticas Estudiantiles, Emilia Lunge; el equipo de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y una especialista en duelo de la Defensoría de los Niños, Niñas y Adolescentes, cuando se dirigía hacia el IEA 7. El segundo estudiante, de 17 años, se quitó la vida este jueves.
Saber escuchar a los alumnos
“No hay nexo entre los chicos más que la institución educativa”, aseguró en diálogo con PRIMERA EDICIÓN Emilia Lunge para quien lo sucedido tiene relación “con una demanda de salud mental de los adolescentes, esto es un problema social, no es que está pasando algo en el IEA 7”.
El equipo técnico del Educación, Salud Mental y Defensoría del Niño trabajaron ayer con los docentes del establecimiento secundario, “el primer resguardo de contención es que los docentes sepan cómo escuchar a los alumnos y cómo acompañarlos”, indicó Lunge.
Ayer fue un día de duelo en el IEA 7, “fue un día para hablar con las familias y contener. El lunes trabajaremos con los docentes y también tendremos una reunión con los padres de los alumnos de estas dos divisiones (cuarto y quinto)”, señaló.
Según precisó, a partir de ahí comenzarán con el trabajo de contención de los estudiantes en forma conjunta con la Dirección de Salud Mental de Salud Pública; la Defensoría de los Niños, Niñas y Adolescentes, el Ministerio de Educación y el CGE.
“No es un mecanismo de contención posvención nuevo, es el mismo que la semana pasada implementamos en una escuela de Apóstoles, con un gran acompañamiento de la asociación civil Defender la Vida que tiene mucha experiencia respecto a la temática”, refiriéndose a las intervenciones posteriores a un evento autodestructivo destinadas a trabajar con las personas, familia o instituciones vinculadas a la persona que se quitó la vida.
“Decidimos frenar institucionalmente todo”
Lunge confirmó que comenzaron a trabajar en el IEA 7 el martes, tras tomar conocimiento del primer caso, “pero a partir de hoy (por ayer) se decidió frenar institucionalmente todo, por eso el lunes los alumnos no tendrán clases. Además, tomamos conocimiento de los casos de alumnos que no se están sintiendo bien para acompañarlos todo el fin de semana”, destacó.
A partir del martes comenzarán el trabajo con los estudiantes “la idea es que vayan recuperando la rutina escolar de a poco, pero con el espacio de contención que ellos necesitan. Esta contención no es un trabajo de uno o dos días, sino de unos seis meses con el equipo de psicólogos, trabajadores sociales, docentes y voluntarios”.
Espacios de escucha
Para la directora de Políticas Estudiantiles, psicóloga, que en menos de una semana se hayan quitado la vida dos alumnos de una misma escuela “no tiene que ver con el factor imitación, sino con cómo están gestionando los adolescentes las cosas que les pasan. Por eso es tan importante reforzar los espacios de escucha estudiantil, algo que venimos haciendo desde hace dos años; además de espacios de contención y más áreas de bienestar estudiantil… porque los adolescentes necesitan ser escuchados”.
La crisis que atraviesa al país no es ajena a los adolescentes, a esto se suma el contexto pospandémico “hasta ayer, nuestros adolescentes transitaron el paso de primaria a secundaria con grandes períodos encerrados en sus casas, con clases interrumpidas… sin dudas la falta del vínculo con sus pares impactó mucho”.
Aseguró que los espacios de escucha permiten intervenir en forma preventiva, “no solo actuamos en casos de posvención tras un fallecimiento, también nos informan de las situaciones donde los chicos necesitan contención y también salimos con la misma urgencia”.
Se requieren acciones más rápidas y efectivas
No solo alarma el aumento de los problemas de salud mental entre los niños y adolescentes, sino también la insuficiente respuesta que brinda el Estado para prevenir y asistir en estos casos. Incluso tras un suicidio adolescente, la prevención cobra fuerza si se pondera el riesgo del “factor imitación”.
A juzgar por lo sucedido esta semana en el IEA 7 falta protocolizar qué debe hacer la escuela y a quiénes debe acudir en estos casos. Y dada la dimensión del problema, falta un adecuado entrenamiento del equipo del Gabinete Psicopedagógico Interdisciplinario, en sus ocho sedes (Oberá, Garupá, Oberá, Leandro N. Alem, Eldorado, San Vicente, Bernardo de Irigoyen y Puerto Iguazú) sobre el abordaje de esta problemática.
Desde la investigación sobre los motivos que pudieron llevar al suicido a un adolescente (estrés reciente, enfermedad mental, señales de aviso presuicida, con especial focalización en los últimos días y horas) a partir del diálogo con la familia, amigos, compañeros y docentes. Y por supuesto el correcto abordaje hacia la comunidad educativa, especialmente con sus pares que son los más afectados por esta situación.
Que en menos de 72 horas se den dos casos en una misma institución, sin dudas es un golpe muy fuerte… se evidencia que faltó una mejor y más rápida contención después de ocurrida la primera muerte.