Una muy buena noticia para la familia yerbatera, que no abundan últimamente llegó con la reactivación de la cooperativa La Hoja, porque su planta de San Ignacio retomó la tarea a pleno después de casi un año de altibajos que inclusive habían obligado a paralizar la producción varios meses.
En abril del año pasado, la entidad había reportado una crisis de abastecimiento de papel filtro para empaquetar la materia prima, debido a que sus proveedores tuvieron inconvenientes con la SIRA y no pudieron ingresar al país estos insumos vitales.
Por ese motivo, todo 2023 fue un año muy complicado, al punto que de octubre a febrero se debió parar por tramos la producción primero de té en saquitos y más tarde del mate cocido, su producto estrella.
Con alivio, el responsable del área de compras de la cooperativa, Iván Acuña, contó a PRIMERA EDICIÓN ya se tiene garantizado el stock para todo este año, pero además, como consecuencia de la crisis surgió la oportunidad poner en acción soluciones que hoy son puertas abiertas para La Hoja, una empresa recuperada dedicada a la industria yerbatera y a las infusiones.
“Las dificultades de importación de nuestro proveedor nos llevó, por un lado a buscar otros, pero también allanó el camino para que nosotros iniciemos los permisos de importación que ya lo podemos hacer, con lo cual retomamos totalmente la producción”, dijo.
Y agregó: “Logramos finalizar los trámites que se habían frenado en la AFIP y demás. Nos queda encontrar un proveedor del exterior que acepte las condiciones de compra que tenemos para lograr que finalmente podamos importar sin intermediarios, que nos beneficiaría en precio y en rentabilidad”, puntualizó.
“A mediados de febrero ingresó un pequeño lote de 500 kilos y nos permitió trabajar una semana y media. Luego ingresó un lote mayor que nos llevó a normalizar la tarea”, destacó.
Además, dijo que “las trabas de importación comenzaron a desaparecer y con ello llegamos a una solución paulatina por falta de insumos y por suerte, dentro de la incertidumbre económica que hay, los precios se encuentran relativamente estables”.
La imposibilidad de contar con los filtros de papel, elemento necesario para la elaboración de saquitos de té y mate cocido, tuvo fuertes repercusiones financieras, pero el grupo se adaptó de modo que ninguno quedó cesante y tampoco vieron perjudicados sus sueldos.
Al tratarse de un producto importado, la adquisición de estos filtros significó un tropiezo para la cooperativa debido a las rigurosas regulaciones fiscales, lo mismo que su valor en dólares para comprarlos, algo que también se encuentra medianamente normalizado.
“El impuesto PAIS, que se duplicó, antes era de 7,5% y se fue a 14%, es una tasa que pagamos nosotros. El valor del dólar tampoco hizo grandes movimientos, por lo tanto estamos bien”, acotó Acuña a lo largo de la conversación con este matutino.
Luz al final del túnel
La Cooperativa de Trabajo La Hoja Limitada es pionera en el sector yerbatero, tras haber sido fundada en 1894; actualmente está administrada por trabajadores que decidieron recuperarla tras una larga crisis.
Con una sede en Misiones y otra en Rosario son productores de yerba mate y otras infusiones de las marcas La Hoja, Don Lucas, Insignia y Palermo, que se comercializan mayormente en el Litoral y el Centro del país.
“En ningún momento, pese a todas las dificultades, se llegó a plantear la posibilidad de cesantear personal. Todo el tiempo la idea era sostener el capital humano que está en la empresa desde que se armó la cooperativa, lo mismo que el personal contratado”, explicó el responsable de compras.
Finalmente, Acuña comentó que “por ahora estamos todos aliviados porque se normalizó la provisión, tanto de nuestro proveedor original como de otros que fuimos consiguiendo, que nos han garantizado insumos para todo el año”.
En proceso de recuperación
Meses de incertidumbre llegaron a su fin y el plantel completo se mostró feliz por haber resistido cuando las cosas no fueron nada fáciles. Hay que recordar que hasta ahora la cooperativa siempre había dependido de proveedores que se hicieran cargo de la importación del insumo necesario para elaborar los saquitos.
Al principio de la crisis, mediante la ayuda de funcionarios de Misiones , gracias a la intervención del INYM y del Ministerio de Hacienda, se liberó medianamente el mecanismo, pero siempre pesaba una “espada de Damocles” sobre la entidad, que no podía encontrar una solución de fondo.
Por ello, a pesar de todos los esfuerzos, la producción tuvo que verse interrumpida, lo que generó dificultades financieras significativas para la cooperativa, la cual tampoco podía cumplir con sus clientes.
De todas maneras, la cooperativa pagó los salarios de los empleados en el período de paro, durante el cual costó sostener el capital humano y la infraestructura sin producir. La escasez del insumo también había dificultado la obtención de préstamos y las puertas se iban cerrando hasta ahora que entraron en recuperación.