El escritor Adolfo Bioy Casares, de cuya muerte se cumplen este viernes 25 años, revolucionó el género fantástico con “La invención de Morel”, pieza magistral de la literatura castellana.
Considerado por Jorge Luis Borges como uno de los mayores escritores argentinos, Bioy Casares es dueño de una vasta obra en donde se superponen la fantasía y la realidad de manera magistral y a lo que se suma la impecable construcción de sus relatos.
Su producción incluye títulos como “Plan de evasión” (1945), “La trama celeste” (1948), “El sueño de los héroes” (1954), “Historia prodigiosa” (1956), “Guirnalda con amores” (1959), “Diario de la guerra del cerdo” (1969), “Dormir al sol” (1973), “Historias de desaforadas” (1986), “Una muñeca rusa” (1991), “Un campeón desparejo” (1993) y “De un mundo a otro” (1998).
Con su muerte a los 84 años, el 8 de marzo de 1999, Argentina perdió el último de los hitos de toda una generación que dejó su huella con novelas como “La trama celeste” (1948) y creaciones que, junto a su entrañable amigo Jorge Luis Borges. realizaron bajo los seudónimos de H. Bustos Domecq y B. Suárez Lynch.
“Mi vida ha sido la literatura y las mujeres”, dijo en una entrevista este hombre seductor, nacido en el seno de una familia acomodada de Buenos Aires el 15 de septiembre de 1914.
A los once años ya había escrito su primera novela: “Iris y Margarita”. Obra que era un plagio de “Petit Bob” de Gyp y que había creado en honor a una prima suya de la que estaba enamorado.
Tres años más tarde escribe “Vanidad o Una Aventura terrorífica”, cuento fantástico y policial, un preludio de lo que sería su estilo literario.
En 1932 Bioy conoce en casa de Victoria Ocampo a Borges, quien se convertirá en su amigo inseparable y una influencia decisiva en su escritura.
El escritor se casa con Silvina Ocampo en 1940, el mismo año de la publicación de “La invención de
Morel”, su obra más conocida y que Borges calificó de “obra perfecta”.
Entre los cuentos que escribió con el autor de “El Aleph”, algunos francas parodias de los policiales ingleses de principios de siglo, se encuentran “Seis problemas para don Isidro Parodi”, de 1942, y “Crónicas de Bustos Domecq”, de 1967.
Ambos polígrafos dirigieron la colección “El séptimo círculo” con que hicieron conocer en castellano la obra de los mejores escritores del género policial, como Ross McDonald, Jim Thompson y James Hadley Chase.
Entre las numerosas aventuras literarias que emprendió junto a Borges, se encuentra la “Antología de la literatura fantástica”, en la que también participó su mujer, Silvina.
Esa no fue su única producción que Bioy Casares realizó con su pareja: juntos publicaron en 1946 la novela policial “Los que aman, odian”.
En una de sus últimas entrevistas reflexionó: “Vivimos para una larga vida y de pronto viene este tropiezo realmente imperdonable de la muerte y se va todo al diablo”.
“Si pudiera firmar ahora un contrato para vivir cien años más, estamparía mi firma sin siquiera mirar sus condiciones. Prefiero vivir de cualquier manera a no vivir… Tal vez se trate de un problema de falta de imaginación”.