La construcción de poder en oposición al otro conlleva la posibilidad de lograrlo y fortalecerse en el camino, pero también el riesgo de dilapidar rápidamente lo que se había conseguido y difuminarse en el corto plazo.
El presidente Javier Milei eligió hacerlo sin contar con una base legislativa sólida y sin acuerdos previos. De hecho, sus alianzas fueron tejiéndose cuando en realidad entendió que eran claras las chances de quedarse con la Presidencia.
Anclado en el apoyo de las urnas, Milei busca construir poder destruyendo cualquier oportunidad de acuerdo con todos, incluso con sus propios votantes. Entonces las probabilidades de fortalecerse se van desvaneciendo y rápidamente se ve en un contexto de debilidad extrema.
Su ley de Bases, desde donde buscaba ensanchar su Gobierno, sufrió dos fuertes derrotas consecutivas, primero la caída del capítulo fiscal y la siguiente en el Congreso, con la vuelta a comisión.
Alianzas sobre la marcha con la casta que prometió confrontar, tempranas y fuertes derrotas legislativas, ajustes viscerales contra sus propios electores… la construcción de poder que ensaya el Presidente incluso lo pone en la disyuntiva de apelar a un plebiscito. Pero la clara posibilidad de perderlo desvanece esa idea. Y es que en paralelo a la crisis política, la economía no muestra ningún signo esperanzador.
La ley de Bases no tenía un solo artículo dedicado a aliviar la presión fiscal. Las medidas adoptadas hasta el momento no favorecen en nada a los trabajadores. “No hay plata”, advierte el Gobierno casi todos los días… depende de para qué. Los bonos de la deuda subieron fuerte al igual que las acciones. Los bonos CER que se ajustan por inflación también al igual que las letras internas del BCRA. Para los mercados sí parece haber plata.
En este contexto existen claros perdedores: la sociedad en general y la clase media y los jubilados en particular. Sobre la base de datos que recientemente dio a conocer el INDEC, puede afirmarse que cuando termine este trimestre la pobreza rondará el 55% y la indigencia el 15%.
Pero también existe un ganador en ascenso: Mauricio Macri. Mientras Milei intenta instalar su propio relato épico, la irrupción del expresidente, a quien el libertario recurrió cuando vio que le faltaban unos cuantos puntos, continúa sin grandes discursos, pero con evidentes marcas.
Los testigos de la caída de la ley de Bases en Diputados dan cuenta de ello. Cuando se votaba en particular, hubo una reunión en el despacho de Martín Menem, presidente de la Cámara Baja y sobrino del expresidente Carlos Saúl Menem. Allí tuvo un rol protagónico el diputado Cristian Ritondo, quien mantiene línea directa con el expresidente.
Mientras Miguel Ángel Pichetto le recriminaba a Menem la forma de pretender aprobar la ley, Ritondo promovió el pase a comisión. El resultado es conocido.
Casi al instante los celulares de los gobernadores comenzaron a sonar insistentemente. En Córdoba, en Buenos Aires, en Santa Fe, por nombrar algunas, entendieron enseguida que detrás del recorte y el progresivo ahogo financiero no está solo el ministro Luis Caputo. Perciben la venganza de Mauricio Macri, a quien en su momento le impidieron la reelección.
El siguiente paso es la depuración del gabinete. Milei tiene cada vez menos gente de confianza en su cercanía. Se ocupó de alejarlos incluso antes de nombrarlos.
Tras la doble derrota de la ley de Bases, Macri aceleró la búsqueda de su famoso “segundo tiempo”.
Para ello quiere fuera del Gobierno a todos los no propios: massistas, schiarettistas y peronistas que Milei trajo sorprendiendo hasta a sus propias bases. Las recientes salidas de Osvaldo Giordano y Flavia Royón dan cuenta de ello.
“Nicolás Posse, Guillermo Francos y Sandra Petovello son vistos por el expresidente como tres de los ministros más ineficientes del gobierno”, sostienen en el entorno del exmandatario.
“Un segundo tiempo para Macri no puede incluir a estos peronistas que ya ejercieron la traición esperando un desgaste acelerado del Gobierno nacional que lo lleve a estar fuera de la Casa Rosada en breve, como vaticina ‘Pepe’ Albistur desde una reposera en Pinamar”, explica un asesor presidencial que dialoga con Ritondo.
Quizás convenga aclararlo, una segunda Presidencia no implica asumir el cargo, sino gobernar. En ese sentido el macrismo advierte que “Milei va hacia un crash” y que “su rendición está al caer”.
Si lo que imagina Macri se concreta, entonces le propondrá a Milei un rescate de su gestión que incluye la disolución de Juntos por el Cambio para crear un nuevo sello, fusionándolo con La Libertad Avanza.
Una coalición así podría garantizar un bloque casi homogéneo en el Congreso. De allí en más la construcción de poder tendría otra dinámica y ya no sería a golpe de posteos a la madrugada, ni de peleas abiertas con los que no levantan la mano a favor.
Algunas certezas sobre esa posibilidad dio Martín Menem, quien afirmó que La Libertad Avanza y el PRO se encaminan a “una colaboración estrecha por la confluencia de ideas”.
“Se ha charlado y de hecho sería concretar algo que ha ocurrido en este tiempo, que hemos trabajado conjuntamente en llevar adelante una política parlamentaria en equipo”, sostuvo el riojano. “Tenemos una confluencia de ideas que nos identifican. Es algo natural que esto empiece a ocurrir y en el tiempo se vaya concretando”, remarcó.
Al margen
Durante el tratamiento de la ley de Bases la renovación misionera apeló a la neutralidad distante de la visceralidad política de estos días. Se mantuvo al margen de la vieja grieta, pero también de la nueva, mucho más hostil y confrontativa, una nueva grieta “en clave libertaria”.
Es que el nuevo Presidente entiende que quienes no están con él se ubican en la vereda opuesta y contra esos “la única posibilidad es la venganza”. A la espera de la racionalidad de las partes que sí se implicaron en la pelea, el bloque misionerista dio el voto al proyecto en general para pasar a la discusión en particular, pero todo se “cocinó” en la oficina de Menem y ya no hubo debate posible.
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Un sondeo de la consultora D’Alessio IROL – Berensztein arrojó pistas sobre todo lo dicho párrafos atrás. La mirada negativa sobre la situación económica se mantiene en 84%. Al pedirle a los encuestados una evaluación sobre la gestión del Gobierno nacional, el resultado fue que el 47% la valora positivamente, con un 18% que la calificó como “muy buena” y un 29% como “buena”.
Esto implica que el índice de aprobación cayó 3 puntos en enero respecto de diciembre de 2023, cuando se ubicó en 50%, según la misma consultora.
En tanto, la desaprobación de la gestión fue del 50% entre los que la consideran “muy mala” (39%) y “mala” (11%), lo que refleja un aumento en este índice de 6 puntos porcentuales en comparación con diciembre, cuando marcó el 44%.
Desde la elaboración de la encuesta pasaron casi dos semanas en las que cayó la Ley Ómnibus, la inflación siguió alta y también se anunció la quita de subsidios al transporte garantizando la suba de los precios para los usuarios.
Quizás el resultado de la encuesta ya varió notablemente.
Lo dicho, desde la derrota y la confrontación política, Milei apela a la construcción de su propio relato épico, pero es nada más que eso, un relato. “No vinimos acá a seguir jugando el mismo juego empobrecedor de los políticos de siempre. No vinimos acá a hacer pactos espurios en contra de los intereses de los argentinos. Y no vamos a ser cómplices del juego de los mismos parásitos de siempre que viven a costa de los argentinos”, aseguró Milei durante su gira internacional.
Con Macri en modo ascenso y la crisis política y económica en escalada, quizás a su regreso las cosas ya hayan cambiado.