Son muchos los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad en la provincia y en todos lados. Pero como contrapartida también es enorme la solidaridad y entrega de algunas personas que, en un acto altruista, deciden servir a quienes más lo necesitan.
Ese es el caso de María Colombres y su familia que, desde el año 2020 forman parte del Programa Familias de Acogida por el cual reciben y están dispuestos a recibir temporalmente a niños, niñas y adolescentes que están en situación de vulnerabilidad.
En todos los casos se trata de menores cuyos casos están judicializados; es decir, un juez o jueza dispone que lo conveniente es que queden en cuidado de la familia, mientras se decide cuál va a ser su futuro: si volver a su familia de origen o ser dado en adopción. “Todo en conversación y diálogo previo con esta familia que va analizando caso por caso para ver “hasta dónde podemos servir”. Así lo explicó María a PRIMERA EDICIÓN.
¿Cuándo y cómo fue la decisión de ingresar al programa?
Ingresamos en el sistema el año de la pandemia, en el 2020, porque creo que ese año se abrió el registro. Nosotros habíamos estado buscando formar parte de este sistema de familias de tránsito así que ni bien vimos la oportunidad nos sumamos.
Fue una decisión muy charlada y hace tiempo que veníamos vibrando en ser familia por un tiempo para aquel niño o niña que necesite.
Cuántos chicos recibieron desde ese entonces…
Hemos recibido dos bebés recién nacidos, y en el interín hubo más pedidos. Siempre dijimos que sí y después por alguna razón no se concretó pero unas cinco o seis veces nos han preguntado si podíamos ser familia de acogida
A uno de los bebés lo acogimos muy poquito tiempo, siendo más lo que nos preparamos para recibirlo que lo que estuvo con nosotros… y después a un bebé de 15 días que estuvo con nosotros hasta los tres meses y luego fue adoptado.
En principio habíamos decidido que no íbamos a recibir niños más grandes que nuestro hijo más chico por una cuestión de orden familiar, y porque pensamos que era bueno para nuestros hijos.
Tenemos una hija de 14, uno de 11 y el más chico de 7 entonces cuando nos ofrecimos dijimos que hasta cinco años.
Pero si les digo la verdad a mí me gustaría recibir todas las edades. Creo que cuando nuestros hijos sean más grandes vamos a poder disponer más de los espacios de la casa.
Si bien vivimos en una casa cómoda, es acotada. No es que podemos recibir muchos chicos. Pero a su vez entendemos que si son dos hermanos que necesitan, no hay que separarlos, entonces la familia que los recibe tiene que poder aceptar a esos dos hermanos.
En ese sentido, cuando uno se inscribe en el registro, en charla con la gente de la Defensoría, se va evaluando qué niños se puede recibir y cuáles no.
Por ejemplo, una vez nos contactaron para recibir un bebé de 11 meses con una cardiopatía severa entonces preguntamos, ¿qué significa eso a nivel de cuidados? porque si eran 24 horas de cuidados sabíamos que no los podíamos dar… necesitábamos saber más de qué se trataba acoger un bebé de estas características.
En cuanto a eso, ¿cómo es la reacción de sus hijos ante la decisión, cambia la rutina con un nuevo integrante?
Lo hacen maravillosamente. Nuestros chicos también debieron resignar un poco de mamá, porque de repente mamá se estaba haciendo cargo de otro bebé chiquito, pero ellos son unos genios, entienden todo… ven que hay alguien que necesita mucho y que nosotros somos muy privilegiados y estamos en posición de poder dar eso, a nivel emocional, de cariño y de estabilidad. Ellos captan eso y se acomodan.
Lo quisieron muchísimo al último bebé que se fue en agosto, y por suerte seguimos en contacto con su familia adoptiva.
Todo lo que uno hace, más que lo que uno dice, repercute en la educación de los chicos y nosotros sentimos que este es un lugar que nos permite devolver un poco de lo mucho que tenemos. No solamente por las comodidades de la casa, sino también a nivel emocional porque somos un matrimonio que tiene muchos años, que somos felices, que nos elegimos todos los días, que tenemos esa estabilidad a nivel emocional que nos permite dar este paso de ser familia de acogida.
Obvio que implica que nos acomodemos… la última vez yo dejé mi cuarto para dormir en un dormitorio de huéspedes con el bebé porque un bebé de 15 días es demandante, se despierta muchas veces a la noche y mi marido y mis hijos tienen su vida, su rutina y la verdad es que necesitábamos acomodarnos de esta manera para que todos siguiéramos con nuestras vidas lo mejor posible.
¿Cómo es después? ¿Siguen en contacto con los chicos que se van?
De los dos bebés, con el primero no tuvimos ningún contacto pero con el último (que fue adoptado) sí… al principio todos los días nos mandaban una foto y fue muy lindo.
Además la jueza nos permitió un período de transición a las dos familias juntas… ellos eran un matrimonio del interior que venía a adoptar y nosotros entendíamos que teníamos que dejarlo; así que convivimos un fin de semana prácticamente y ahora ese bebé tiene una familia hermosa y su felicidad nos hace felices.
¿Qué hay en relación al proceso de desapego?
Nosotros tenemos muy claro que no queremos adoptar niños, que queremos cuidar transitoriamente.
Sentimos que somos una familia capaz de cuidar, dar amor en un marco de respeto, de calidez y de mostrar a un niño que el mundo es bueno, que puede entregarse a los cuidados sin tener miedo del hambre, del frío, del abandono. Si una persona nunca tuvo esta experiencia, cómo va a devolver amor.
Entonces tenemos muy claro que se van a ir. Es más, entendemos que está muy bueno que se vayan y que cuanto antes llegue su situación definitiva es mejor. Entonces somos felices porque encuentran eso como nos pasó con el último bebé que recibimos… que por cierto amábamos tenerlo con nosotros porque es un bebé de lo más luminoso, especial y alegre.
Es un privilegio cuidarlos. Uno siempre piensa en todo lo que la familia le da al chico pero hay un montón de cosas que esos bebés nos dieron a nosotros.
Entonces. es una decisión tomada a largo plazo….
Sí. Yo siento que mi corazón late fuerte en este lugar. Es el aporte que nosotros podemos hacer por el otro, para que esa personita pueda decir: yo necesité y alguien estuvo.
Y si esta después termina siendo la única posibilidad que tiene ese chico de estar con una familia… que quede en su corazón que el mundo es bueno, que hay personas que lo quieren, que están contentas que él está acá. Yo soy la voz cantante pero mi marido es un compañerazo, al principio sí tuvo dudas pero yo tengo tanto convencimiento que lo convenzo de todo. Es difícil porque es salir de la zona de confort, pero es jugársela por un otro, más si ese otro es un niño que necesita. Para mí es un proyecto a largo plazo.