Las playas brasileras son el destino preferido de los argentinos desde hace muchos años, especialmente de la clase media misionera, pero este año son mucho menos las familias que pudieron afrontar el costo de veranear en Brasil.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, el argentino Joselo Saravia, quien hace 23 años vive en Brasil y es uno de los referentes del sector inmobiliario de las playas del sur brasilero, confirmó que “la segunda quincena de enero está con un 30% menos de ocupación que la del año pasado. Este año se siente la ausencia de argentinos… no como el año pasado que fue un verano pospandemia con resultados increíbles a nivel de demanda turística”.
Según indicó Saravia, la falta de argentinos es notoria este verano “vinieron muchos menos de los que se esperaban y con un presupuesto mucho más ajustado de lo normal, la gente que antes se quedaba 15 días ahora permanece 8 a 10 días; el promedio de la mayoría de las familias es de una semana de estadía”, precisó.
A su entender, es claro que “los que pudieron venir a Brasil recortaron su presupuesto para hacer el esfuerzo y poder ir de vacaciones, pero muchos desistieron de vacacionar”.
Si bien aseguró que “la mayoría de los productos de consumo de la canasta familiar están a precios similares, los comerciantes locales se quejan sobre la disminución de las ventas, los restaurantes y el comercio en general sintieron la falta de los argentinos y de la capacidad de gastar de los argentinos. Porque los que vinieron, están más gasoleros y por eso el comercio se mueve mucho menos”.
Precios similares
Para Saravia, a pesar de la diferencia en el cambio, los argentinos se encuentran en Brasil con precios muy similares a los que pagan en su país, “esto es así porque en Brasil hay muy poca inflación y la gente no encuentra una gran diferencia de precios entre Argentina y Brasil en combustibles, alimentos o el alojamiento. El problema es que por la elevación de los precios de los servicios y de todo en Argentina, a la gente se le redujo su capacidad de compra y le sobra muy poco para ahorrar para ir de vacaciones o, en muchos casos, ya no les alcanza”, analizó.
Entre los argentinos que hoy disfrutan de las playas brasileras están los que compraron paquetes o cancelaron los alquileres mucho antes de la devaluación, “hubo gente que fue más previsora que empezó a pagar en junio o julio a un cambio totalmente diferente, que lógicamente le favoreció, y pudo viajar. Pero los que tomaron la decisión de ir a última hora fueron muy ajustados o directamente desistieron de ir”, señaló.
Turismo paraguayo y brasilero
Los turistas argentinos en Brasil no solo deben lidiar con el peso desvalorizado sino que también se registró una baja del dólar durante la primera quincena de enero, lo que tampoco los favoreció.
Según precisó Saravia, el turismo paraguayo compensó en parte la retracción del turismo argentino. Además, recordó que el 30% de los turistas que visitan las playas del sur de Brasil son veraneantes de ese país.
“Al no estar el 100% de las reservas ocupadas, las propiedades disponibles están a la negociación en puerta… es decir que la gente llega y negocia precios. La mayoría de las veces consigue un buen descuento porque entre quedar cerrado y alquilárselo, para el propietario es mejor lo segundo”, señaló.
No obstante, a su entender, ir sin reserva “es un riesgo que puede salir bien, por eso los que ya saben lo que quieren y dónde quieren estar prefieren garantizarse el lugar para no correr riesgos. Para poder llegar del viaje y tener un lugar seguro donde alojarse”.
En cuanto a precios de alquileres, indicó que “en reales no hubo una corrección muy grande de precios respecto a años anteriores, estamos hablando de un 10% y ahora estamos con los mismos precios que el año pasado”.
Semana Santa
Según observó Saravia, “al argentino le gusta viajar y venir a las playas brasileras, o sea que si lo puede hacer aunque sea con muchos sacrificios o esfuerzos, lo hará. Por eso, nosotros siempre los esperamos y por supuesto también lo haremos en febrero próximo y en Semana Santa”, remarcó.
Recordó que desde que se instaló en el vecino país, hace 23 años, “cada verano todos -los comercios, el sector inmobiliario, el sector de servicios y recreativo en general- esperamos el turismo argentino. Y cuando no vienen es una desilusión porque faltaron los argentinos porque es el turismo que mueve la economía estival porque representa el porcentaje mayor”.