Carlos Alberto Solari, más conocido como el “Indio“, cumple este miércoles 75 años. Nacido en la ciudad de Paraná un 17 de enero de 1949, le dedicó su vida a la música para, junto al virtuoso y creativo guitarrista Skay Beilinson, dejar una marca imborrable en la historia del rock nacional.
Su infancia la pasó La Plata, donde desde chico se interesó en la literatura, el dibujo y las artes gráficas. Una de las primeras bandas con las que colaboró se llamaba Dulcemembriyo, surgida en 1967 y conformada por entre otros, por Federico Moura en bajo y coros, que luego formaría Virus. El Indio solía escribirles canciones.
En 1976 formó “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota“, banda que el cantante y compositor comandó junto Skay Beilinson y la “Negra” Poli, irrumpiendo en la escena rockera. La banda sacó los discos: “Gulp!” (1985), “Oktubre” (1986), “Un baión para el ojo idiota” (1988), “¡Bang! ¡Bang!… Estás liquidado” (1989), “La mosca y la sopa” (1991), “Lobo suelto/Cordero atado” (1993), “Luzbelito” (1996), “Último bondi a Finisterre” (1998) y “Momo Sampler” (2000).
Su lírica destacada, junto con la creatividad musical de Beilinson, hicieron que la banda se convirtiera en un auténtico mito viviente de la música argentina. Se suele afirmar que Los Redondos alcanzaron no sólo popularidad musical, sino que generaron un verdadero fenómeno socio-cultural de características peculiares.
El grupo hizo de la autogestión su bandera, pasaron de pequeños pubs a llenar estadios y su público se hizo cada vez más masivo; sin embargo diferencias en el seno de la banda llevaron a la tomar caminos diferentes en 2001.
Tras la separación, el Indio fundó su primera banda solista: “Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado“. Con su nuevo grupo, Solari editó cinco discos de estudio: “El tesoro de los inocentes” (2004), “Porco Rex” (2007), “El perfume de la tempestad” (2010) y “Pajaritos, bravos muchachitos” (2013), y “El ruiseñor, el amor y la muerte” (2018).
Su última presentación en vivo fue el 11 de marzo de 2017 en Olavarría, donde cerca de 400.000 seguidores colapsaron la ciudad.
Posterior a eso, a raíz de un estado de salud delicado –en 2016 reveló que padece Mal de Parkinson– el Indio decidió alejarse de los escenarios. Solo volvió de manera virtual y por holograma en recitales posteriores de su banda, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
El cariño, la admiración y el agradecimiento a este artista que con sus canciones acompañó a diferentes generaciones fueron el eje de los mensajes que compartieron periodistas y fanáticos en las redes, y que continúan replicando.