Aunque no sea un refrán de uso cotidiano, es un dato duro de la realidad que cuando la macro festeja, la microeconomía padece.
En la actualidad, quienes están atentos a la macroeconomía celebran el achicamiento de la brecha cambiaria dadas las nuevas cotizaciones de los dólares. Está claro que eso y la subida de los títulos públicos y las acciones privadas provocaron una baja del riesgo país. La macro, entonces, celebra.
Pero para quienes las soluciones aún no llegan es para los consumidores y los contribuyentes. Uno de los contenidos de la plataforma de campaña que depositó a Javier Milei en la Presidencia de la Nación fue la de reducción de los impuestos que pagan las personas y las empresas, pero a la luz de lo evidente muchos de esos gravámenes no solo se mantienen, sino que tienen o tendrán notorios incrementos sin reconocer la inercia inflacionaria que dejó el Gobierno anterior y que ya se desarrolla en el actual. La micro, por tanto, padece. Y es que, por ejemplo, la devaluación hace que tanto empresas como personas humanas, cuando tengan que valuar sus tenencias en dólares en el Impuesto sobre los Bienes Personales, registren un incremento en la base imponible de la liquidación impositiva de más del doble para esos activos.
¿Otro ejemplo? La reducción de giros a las provincias no redunda en la disminución de los impuestos que estas cobran a sus contribuyentes, de hecho quizás suceda lo contrario.
¿Uno más? De la lectura del extenso DNU, nada surge sobre desregular la carga impositiva, por tanto, los contribuyentes siguen pagando más gravámenes de los debidos al no poder actualizar los mínimos y las deducciones de los impuestos.
Mientras la escalada de precios (combustibles, alimentos, servicios, transporte, etcétera) se deja sentir sin pausa en todos los sectores de la sociedad y los contribuyentes continúan cubriendo sus vencimientos, los beneficios de los anuncios siguen acumulándose en favor de la macro.
Difícilmente pueda objetarse la necesidad de un cambio de paradigma, esta columna no intenta poner en crisis esa tesis, pero es evidente que la presión sigue yendo en un solo sentido.