Sandro Alberto Martínez (47) y Marcos David López Asencio (49) cumplieron una semana al frente de la Jefatura de Policía misionera. Jefe y subjefe ante el desafío más alto de su vocación en un contexto social con claras exigencias que poco o nada de tiempo les ofrecen como margen.
Aseguran que buscan dejar una “huella profunda” institucional que sirva para “recomponer lo que vimos mal de otras gestiones”. Se sentaron a dialogar con PRIMERA EDICIÓN sin condiciones previas.
“Sin tiempo libre”, dijo Martínez, abogado y licenciado en relaciones internacionales además de comisario general de la fuerza de seguridad, con respecto a los primeros días de labor y al inicio de la charla.
“Nos sorprendió el cargo y responsabilidad que nos ofrecieron. Es un orgullo que nos hayan designado como jefes de la Policía y desde el minuto cero nos pusimos a trabajar en un montón de funciones que apuntan a una mayor presencia en el territorio, mayor interacción con el ciudadano y cuidar y potenciar las herramientas tecnológicas que disponemos hoy como el Centro Integral de Operaciones 911 que intentaremos llevar a toda la provincia. No hay tiempo y debemos trabajar fuerte con la división Policía Rural, Vial y la seguridad de todos los misioneros”.
López Asencio, comisario general pero también licenciado en seguridad e instructor de tiro con el mayor escalafón del país, coincidió: “Es un honor el cargo y creo que es fruto de tantos años de esfuerzo, preparación y capacitación. Ambos somos egresados universitarios además. Depositaron la confianza en personas que nos conocemos y llevamos muy bien. Creo que vamos a tener éxito en la tarea pero dependerá del equipo que iniciamos y que se basa en el conocimiento mutuo y confianza”.
Juraron el jueves 14 de diciembre y menos de 48 horas después debieron concurrir al barrio A4 de Posadas para asumir responsabilidades y tomar decisiones respecto al hallazgo del cuerpo descuartizado y en estado de descomposición de Marcos Adalberto Martínez. Tal vez el homicidio más cruel y premeditado que se recuerde en la región.
“A los minutos de asumir debimos enfrentar el hecho criminal terrible y con pocos antecedentes en la historia misionera. El primer operativo por homicidio y nos topamos con un cuerpo descuartizado y en descomposición adentro de una heladera”, manifestó Martínez.
“Lo primero que decidimos fue disponer de todos los recursos a mano y recuperar a una persona que no estaba en el área que le correspondía, la Dirección Homicidios, lo llamamos de inmediato y le encomendamos la tarea de esclarecer el hecho. Nos respondió este policía sin dormir durante tres días hasta que el lunes pasado a las 14 me llamó y dijo ‘comisario general el supuesto autor del homicidio fue detenido y está a disposición de la Justicia’. El subjefe y yo rápidamente concurrimos al lugar a respaldar el procedimiento, el trabajo de nuestros policías”, amplió.
La base y la escasez
Ambos hablaron sobre los recursos de la fuerza de seguridad y sus objetivos: “Capital humano es la base de esta tarea y nuestro desafío es saber primero cómo está en la actualidad este recurso. Nos obliga que los policías tengan lugares dignos, limpios para trabajar, debemos cuidar su salud porque si ellos están bien vamos a tener garantizado el logro”.
“Sabemos que trabajamos en una dinámica pública de la seguridad que también es prioritaria. Todos los días tenemos procedimientos y contingencia y debemos estar listos, es política de la fuerza y esta gestión lo asume”.
“Somos policías hace mucho tiempo. Hoy vivimos la responsabilidad mayor de trabajo pero somos los efectivos desde que entramos a la Escuela de Cadetes y hoy sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar. Es una policía sana que necesita estar mejor en todas las áreas para que sean lo más eficientes posible”.
“Sabemos qué recursos nos faltan en el interior y nos dividimos las acciones para relevar las necesidades. Tenemos planes ambiciosos que necesitarán que la tecnología, por ejemplo del 911, llegue a todas las comisarías. Vamos a bajar la burocracia con las denuncias digitales, porque el ciudadano no va a perder tiempo hasta llegar a la comisaría, se van a recibir las denuncias de manera digital y cuando ese denunciante esté en su casa el policía se acercará para completar el trámite”.
López Asencio redondeó: “Estamos recorriendo la provincia, en primera persona estamos recorriendo y estableciendo las condiciones edilicias con la que cuentan los policías. Por ejemplo, estamos relevando los vehículos depositados en dependencias policiales y debemos hallar la forma para que tampoco se conviertan en focos de dengue las comisarías”.
Respecto a las necesidades primeras por atender, Sandro Martínez relató: “Tenemos dos variables que resolver y son la cantidad de elementos secuestrados y la de detenidos. Debemos tener los recursos para preservar los secuestros pero también para cuidar a los detenidos. No se puede obviar que un aprehendido tiene derecho solo un derecho privado momentáneamente y es el de la libertad, los demás también debemos garantizarlo”.
“Estamos dialogando con jueces y fiscales para acelerar los tiempos procesales de los detenidos y resolver los secuestros de elementos, por ejemplo las motocicletas que llevan muchas cinco o seis años y deben cuidarse y esto provoca un desgaste en el policía y lo expone hoy al peligro de un mosquito. O por ejemplo, tenemos secuestros de drogas y detenidos que deben responder a la Justicia Federal por este delito, necesitamos saber qué hacer con estos depósitos de estupefacientes en las comisarías, que se resuelva más rápido la incineración”.
El “poliladrón”
Sobre los denominados “malos policías”, también se mostraron abiertos a responder y fue Martínez tajante al respecto: “Vamos a ser inflexibles con los delincuentes disfrazados de policías. No nos molesta que la prensa nos muestre esto porque nosotros necesitamos sacarlos de la fuerza de inmediato. No son policías, son delincuentes con el uniforme policial y van a ser corridos de la institución”.
“El policía que utilice su función para molestar a la gente, para dañar a un ciudadano, para torturar a una persona o para robarle al vecino, estará inmediatamente a disposición de la Justicia y, por supuesto, con sus derechos de defensa garantizados, pero nuestro mensaje es claro: no lo queremos en la Policía”, completó Martínez.
También se refirió como ejemplo, a la investigación abierta a un jefe de la Unidad Regional VII, Apóstoles, vinculado a un procedimiento de abigeato en Gobernador Virasoro: “Se está investigando qué sucedió en esta jurisdicción y ya pusimos todo a disposición de la Justicia y vamos a esperar los avances para resolver el destino final del implicado, por lo pronto las medidas de apartarlo para que se investigue se tomaron rápidamente”.
Añadido al concepto, también respondieron sobre violencia de género y abuso de la integridad dentro de la fuerza: “Potenciamos la dirección de violencia y género en la Policía para trabajar hacia afuera con los ciudadanos pero también hacia adentro con los efectivos. Dentro de la Dirección Asuntos Internos le hemos dado un papel relevante al jefe para resolver todas las cuestiones internas y que tome intervención la Justicia, para las decisiones que les correspondan, además de las sanciones administrativas”.
Cada tres meses
López Asencio se refirió luego a las decisiones polémicas de gestiones de jefatura anteriores: “Tenemos muchos años en la institución policial. Muchas cosas hemos visto en todas las gestiones que no nos gustaron o gustan. En este momento, nosotros vamos a corregir lo que se necesita y lo que está bien se reforzará. Pero asumimos para dejar una huella en la institución y que sea profunda. Nos vamos a ir con la frente alta porque vamos a cumplir nuestros objetivos”.
Y agregó Martínez en el mismo sentido: “No tendremos cargos subalternos por afinidad sino por capacidad. Cada tres meses vamos a evaluar el funcionamiento de todos los jefes y si no logran cumplir van a tener que dedicarse a otra cosa. Alcanza a jefes de unidades regionales y comisarías. Si los porcentajes de cumplimientos de los objetivos no se cumplen haremos el recambio que corresponda. Vamos a ser exigentes porque la gente nos exige resultados y nos paga un sueldo también para que lo logremos”.
La protesta social fue otro de los puntos del diálogo, que Martínez como abogado buscó sentar postura: “La protesta social está garantizada, protegida en la Constitución Nacional. Siempre que no violente otros derechos. Los protocolos de los que se habla hoy corresponden a las fuerzas federales, si nos requieren colaboración lo haremos, auxiliaremos. Pero los reclamos deben hacerse porque a la gente no le alcanza, estamos en época de crisis. Pero con respeto de la autoridad política, porque legítimamente fue elegida. Hay que respetar el estado de derecho”.
Policía en la calle
Otro de los puntos que intenta bajar a la práctica la nueva conducción es el referente al policía próximo al vecino para solucionar sus problemas de seguridad o al menos ofrecerse como alternativa:
“Queremos terminar con la policía estática. Establecimos labores por cuadrículas, con efectivos en la calle, lo que nos ayuda a gastar menos combustible salvo una emergencia. No hay mucho secreto, los policías debemos caminar, recorrer y hablar con los vecinos, comunicarnos”.
Y como cierre ambos soltaron su deseo: “Queremos ser reconocidos por la comunidad y por nuestra tropa. Tenemos que responder con trabajo, sin la soberbia del jefe”, enfatizó el jefe de la fuerza y López Asencio no se alejó: “Que nos reconozcan por haber trabajado, porque eso somos, trabajadores y nos sentimos parte de la sociedad”.
El primer desafío: atrapar a “Bin Laden”
El primer desafío para Sandro Martínez y Marcos López Asencio se presentó durante las primeras horas del sábado 16 de diciembre en el barrio A4 de la zona sur de Posadas, jurisdicción de la Unidad Regional X y la comisaría Décimoprimera desde donde les alertaron del hallazgo de un cuerpo descuartizado adentro de una heladera en un departamento de la avenida Juan Manuel Fangio.
Los restos cadavéricos de Marcos Adalberto Martínez (49) fueron descubiertos por un familiar que lo buscaba desde el 1 de diciembre. El presunto prestamista era habitualmente visto en la zona acompañado por un expolicía y exconvicto, Sergio David Ortiz, de 50 años y conocido por los alias “Chiquito” o “Bin Laden”.
Se convirtió en pocos minutos en el principal sospechoso tras las primeras averiguaciones de los investigadores de la Dirección Homicidios, quienes fueron asignados a la pesquisa como medida tomada por Martínez y López Asencio.
La respuesta positiva a la orden de los jefes policiales no era fácil de lograr por las sospechas de que “Bin Laden” se podría escapar con facilidad hacia Corrientes y que el tiempo para hacerlo jugaba a su favor. Sin embargo, lo buscaron sin descanso durante 48 horas hasta acorralarlo en una casa de la calle Gandhi, en el barrio Las Dolores de esta capital.
El lunes a las 14.30, el principal sospechoso fue atrapado y puesto a disposición del juez de turno, Ricardo Balor, quien el viernes le imputó el hecho provisoriamente calificado como “homicidio agravado por ensañamiento”, con una sola condena posible: prisión perpetua.