Se anticipa un verano caliente para los usuarios del transporte público, porque el manoseo que vienen padeciendo con la reducción de frecuencias se encontró en la jornada de ayer con un boletazo de 66% dejó el pasaje en $330 sin sube.
El revuelo en las paradas de colectivo y dentro de las unidades era tal, que nadie sabía qué pasaba, “fue un show lamentable porque a algunos usuarios sin SUBE les cobraban $330 con el aumento mientras que a otros no”, relató a PRIMERA EDICIÓN el presidente de la asociación de Consumidores y Usuarios de Transporte Público, Marcos Contrera.
Sin embargo, eso no fue todo, una postal lamentable y dolorosa de la jornada fue la gran cantidad de usuarios posadeños, de Garupá y Candelaria, quienes al no poder afrontar el incremento de la tarifa optaron por quedarse “acampando” en alguna plaza pública después de salir del trabajo luego de cumplidas las horas del turno de la mañana y esperar su horario de entrada de la tarde.
“Me tuve que quedar porque mi sueldo no me permite afrontar el boleto a este costo, comí algo por ahí y ahora espero que llegue la hora para volver a entrar al trabajo”, explicó una empleada de comercio con evidente angustia por la suba.
“Hablando con mis compañeros y con otra gente, que como yo usan el colectivo, la verdad es que todos estamos considerando comprarnos una bicicleta, porque sino vamos a trabajar para darle nuestro sueldo a las empresas de transporte”.
Falta de frecuencias y puntos para cargar las SUBE
Contrera también adelantó que la cuestionable forma en que se autorizó el incremento, porque no se cumplió con la formalidad de la norma que exige una audiencia pública previa, despertó el repudio total de las personas que se mueven en colectivo, porque además de lidiar con todas las dificultades para tomar el transporte público ya que la reducción de frecuencias desbarató cualquier tipo de organización, tampoco hay certidumbre de dónde cargar la SUBE.
“Ni hablar que el tope impuesto para la recarga de crédito es una tomada de pelo, porque por ejemplo un usuario de Garupá o de Candelaria, como es mi caso, tendría que recargar dentro del mismo colectivo, porque al bajarse ya se quedó sin saldo”, explicó a este Diario María Duarte, vecina de Garupá centro.
A su lado, un usuario del 03, Ernesto Fernández se preguntó: “¿Cómo van a aplicar un ajuste sin haber pasado antes por el consenso de un cuadro tarifario? No se puede permitir”.
“Escuché a dos choferes hablando entre sí que la empresa Don Casimiro quiere sacar el boleto papel y también la SUBE para dejar solo la aplicación, por eso cuando recorrés los lugares donde podés comprar crédito para la sube, te dicen que no hay sistema. Entonces tenés una de dos, si el celular te permite te bajás la aplicación y pagás con descuento, o bien terminás pagando la tarifa plana. El problema es que hay mucha gente que no tiene teléfono para pagar, pero lo que se ve es una obligación encubierta para obligarte a bajar la app porque si querés cargar la tarjeta te vas a vivir comiendo el verso de que no hay sistema”, comentó Brenda Ramírez, una usuaria del 32, mientras esperaba con angustia y resignación bajo el sol del mediodía al colectivo que la iba a llevar a su trabajo.