Con el cumplimiento de su mandato, Alberto Fernández deja tras de sí una larga estela de daños como consecuencia de errores no forzados y también de su evidente visceralidad.
Dichos errores empujaron a la sociedad a un abismo con pocos puntos de comparación a lo largo de la historia. Y fiel a su mandato, quien hoy se transformará en expresidente, se va dejando más polémica.
A horas de abandonar el poder firmó un decreto que le garantiza la custodia de seguridad como exmandatario fuera del país, luego de que se conociera que vivirá en España al finalizar su mandato hoy.
La medida de protección se extiende a los exvicepresidentes y sus familiares directos y, casi es innecesario decirlo, implica direccionar impuestos ciudadanos y transformarlos en moneda extranjera.
Seguramente en las próximas horas, en línea con su plan de ajuste, la nueva administración anule la iniciativa rubricada por Fernández, pero conviene advertir que su Presidencia generó daños hasta el último instante.