“Todo comenzó en una época donde económicamente no la estábamos pasando bien”, comenzó diciendo Jonathan Bogarín, un jovencito de 17 años que junto a su mamá emprendió en San Ignacio un lavadero de alfombras, acolchados y zapatillas mientras termina la secundaria.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, el adolescente oriundo de San Ignacio contó cómo comenzó ese proyecto que empezó como un servicio que cada vez tiene más clientes.
“La idea de lavar zapatillas nació hace un par de años. Hablando con mi mamá empezamos a hacer un servicio de lavado de ropa y zapatillas para gente particular. Primero era un desafío, pero ahora ya estoy acostumbrado, se me hace muy fácil”.
Como todo emprendimiento Jonathan dijo que sus primeros clientes eran vecinos, conocidos y amigos de la familia. Luego, con el paso del tiempo, el proyecto se fue dando a conocer hasta tal punto que tiene de clientes hasta a sus profesores de colegio.
“Tengo muchos clientes que están desde cuando comencé y hoy siguen eligiendo mis servicios, además de mi escuela más o menos cinco profesores mandan a lavar ropa y zapatillas, son clientes frecuentes”, afirmó.
Eso porque además que Jonathan y su mamá le ponen todo el empeño en que cada zapatilla que entra salga impecable, tienen precios accesibles. Es así que lavar un par de zapatillas cuesta 500 pesos, un acolchado 1.800 pesos, y una alfombra de 2.000 a 2.500 pesos dependiendo el tamaño.
En cuanto a cuáles son los trabajos más difíciles que suelen tocarle, como curiosidad el adolescente contó que son los zapatos de trabajadores: de la construcción o que trabajan en el campo porque vienen muy sucios. A pesar de eso, “igual lo hago para complacer a la persona”, afirmó.
A la par de la secundaria
Toda esa labor Jonathan la lleva a cabo a la par que cursa quinto año en la Escuela Normal de San Ignacio.
Mientras que en la mañana va a la escuela y hace sus tareas, por la tarde trabaja lavando junto a su mamá. Para eso, es imprescindible tener al lado su equipito con música aleatoria o artistas del rock nacional como Gustavo Cerati o La Renga, expresó.
“A la mañana hago algunas tareas de la escuela y me arreglo bien con el tiempo. A mi mamá y mi papá les parece bien porque aporto en la casa y me porto bien, estoy entretenido con eso en mis tiempos libres, también tengo vida privada, pero me gusta mantenerme en eso. Además, con el dinero colaboro con la familia, compro más insumos para seguir trabajando”, explicó.
Luego, los domingos y un sábado que otro es para pleno descanso, manifestó.
Días en los que, lo que más le gusta hacer es ir a pasear o salir a caminar a la costanera de su localidad.
El proyecto de convertirse en policía
Finalmente, como el adolescente ya está en quinto año, le consultaron qué proyecta para cuando termine la secundaria en unos meses.
Tras eso su respuesta fue contundente y afirmó “quiero ser policía”.
Según Jonathan, siempre estuvo en él el deseo de formar parte de las fuerzas, pero no de cualquier fuerza, sino de la Policía porque quiere quedarse en Misiones.
“Siempre me gustaron las fuerzas, tengo a mi hermana que es gendarme, pero no pienso en Gendarmería porque no quiero moverme lejos de mi provincia, quiero quedarme acá”, precisó.
Si bien aún no definió un plan B, si no es la policía Jonathan contó que estudiará alguna carrera universitaria de las cuales la que más le está gustando es Profesorado en Matemática.