El amor es la máxima verdad del corazón de la creación. La aceptación que estamos esperando y buscando en nuestras relaciones solo puede venir de nosotros.
¿Eres importante para ti? Nuestra vida cambia radicalmente cuando comenzamos a poner prioridades adentro, no afuera. Cuando nos cuidamos y nos amamos.
Indagar en nuestras necesidades y satisfacerlas es el primer paso para darnos lo que esperamos que venga de afuera. Todo eso que exigimos a la pareja, la familia, los amigos, el trabajo o a la vida misma. Cuando aceptamos nuestras carencias y nos hacemos cargo de cada necesidad que surge de adentro, dejamos de dar a los demás el poder de satisfacernos o frustrarnos.
¡Ese poder es nuestro!
Pedimos el amor fuera mientras no somos capaces de amarnos. Exigimos afuera el respeto y la aceptación cuando no podemos concedérnoslo. Exigimos afuera lo que no sabemos darnos.
Esta forma de hacer las cosas solo nos garantiza el reproche, la culpa, la manipulación del otro para hacernos sentir vivos. Eso que tan bien conocemos todos como amor condicionado.
Cuando aceptamos la responsabilidad de nutrirnos de amor y respeto hacia nosotros, dejamos de hacer responsables a los demás de nuestro vacío, nuestra falta de amor o tristeza y nos damos la oportunidad de mirar hacia adentro, donde está la herida del desamor. Donde podemos reconocer que la única manera de llenar ese vacío, satisfacer la falta de amor o abrazar la tristeza es amándonos. Dándonos todo lo que esperamos de los demás. Solo entonces, dejamos de poner nuestra felicidad en manos del otro; dejamos de dar poder a los demás; de ceder nuestro propio poder personal.
Cuando elegimos sanar, elegimos amar. Solo el poder del amor puede sanar todas las heridas. Es nuestro miedo a encontrar y tocar esa herida nos mantiene alejados de la fuente del amor. De la fuente de nuestra propia esencia. Miedo a amarnos. Miedo a amar al otro. Miedo a no ser amados. Incluso miedo a ser amados.
Amándonos creamos un mensaje de aprecio hacia nosotros. Nos valoramos. Nos decimos que somos importantes y que hacemos todas esas cosas para sentirnos bien. De esta forma te vuelves importante para ti mismo/a. Te reconoces. Te aprecias. Te valoras.
De Karina Holoveski – Mujer Medicina- Chamana.
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