En Itaembé Guazú, Enrique Pedrozo se encontró con sus dos comercios inundados, con agujeros en el cielorraso, el alero destrozado y los vidrios de la fachada destruidos por el granizo (en realidad, por el tamaño que tenían, superior al centímetro, técnicamente cayeron piedras), abolladuras en las aberturas y agujeros hasta en las canaletas.
“Nuestro barrio es como un gran terraplén sin desniveles por lo que las tormentas se sienten muy fuerte, como pasó esta mañana con el granizo. Y lo peor es que el pronóstico dice que el clima no mejorará, creo que resiliencia es el apellido de todos en este momento”, confió.
El comerciante, que tiene un negocio de juguetes y otro del rubro del servicio automotor, contó que vive a seis cuadras y fue lo más pronto posible y se encontró con ese panorama desolador, “la fuerza del granizo y el viento fue tal que abrió las puertas de ambos locales y activó la alarma. Todo esto es una pena porque somos emprendedores y ya estos últimos 70 días hubo un gran parate económico y ahora esto te llena de dolor porque sufrimos muchos daños económicos, es increíble la cantidad de autos con los vidrios delanteros y lunetas rotas y chapa abollada”.
Según confió, “no recuerdo haber vivido un evento similar, en cuanto a tamaño del granizo, intensidad del viento y duración… uno solo se preguntaba cuándo iba a parar”.
Acongojado por la situación, aseguró que “necesitamos trabajar todos los días y esto te pone un nuevo freno”. Indicó además que, por la magnitud del daño, es muy posible se hayan registrado muertes de animales. “Y ni hablemos de los árboles, quedaron todos desgajados… nuestro barrio parece un yerbal poscosecha”.
“Nos reclaman que paguemos los arreglos”
Cristian Horrisberger tiene un taller de chapa y pintura de autos en el barrio Santa Rita y algunos de los vehículos de sus clientes estaban estacionados en la vía pública cuando cayó la histórica granizada. Al menos cuatro de esos autos sufrieron daños considerables: roturas de vidrios, abolladuras y rotura de parabrisas.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Cristian habló sobre esta situación y admitió que “estamos muy angustiados porque nos tendremos que hacer cargo nosotros”.
Según contó, “algunos clientes ya están llamando y saben que sus autos sufrieron daños y están malísimos”, pese a que sabían que sus autos quedaban estacionados en la vía pública porque no hay espacio suficiente para que todos sean estacionados dentro del taller.
“Un parabrisas sale de 80.000 pesos en adelante, siempre dependiendo del modelo del auto… al menos las abolladuras las podemos arreglar nosotros, pero también es trabajo nuestro por el que no cobraremos. Esto es una gran pérdida que tardaremos mucho en recuperar”, lamentó Cristian.
“Lo desperté al vidriero para estar primero en la lista”
Juan es el propietario del gimnasio Modo Fitness, ubicado sobre Chacabuco en el barrio Santa Rita, y es uno de los que ayer tuvo que usar sus ahorros para afrontar el pago del vidrio de la fachada del gimnasio destrozado por el granizo.
“Acá en el barrio casi todos tuvimos algún daño, casi todos en el auto, y en mi caso en el vidrio del gimnasio y dos de las tres ventanas de mi casa. Fue un granizo muy grande, en mi patio se formó una montaña de piedras contra la pared”, señaló.
Juan agradeció que tenía un pequeño ahorro para poder llamar al vidriero de confianza y pedirle que le reponga lo antes posible… “la verdad es que lo desperté para estar primero en la lista, y después me contó que en la vidriería había mucha gente esperando para ser atendida. Si no consigue los vidrios para casa, tapiaré con algo mientras tanto, pero en el gimnasio necesito trabajar”.