El juez de Instrucción 2, Juan Manuel Monte, ordenó este viernes la aprehensión del entrenador de fútbol femenino denunciado por maltrato, acoso y abuso sexual de las jugadoras del Club de Educación donde se desempeñaba como DT. De acuerdo a fuentes policiales, la detención se logró en una vivienda del barrio Rocamora, inmediaciones de las avenidas San Martín y Blas Parera. Fue alojado, pasadas las 21 en la comisaría Segunda de la avenida Tambor de Tacuarí y el próximo lunes sería indagado por el juez mencionado.
La medida se aceleró cuando, tanto Monte como el fiscal Christian Antúnez Nerenberg, aguardaban los primeros informes de la Comisaría de la Mujer del barrio Itaembé Miní sobre las denuncias.
En tanto, trascendieron más voces en torno a que las primeras denuncias y presentaciones judiciales se realizaron hace diez años y también tenía como víctimas a niñas y adolescentes entre los 12 y 15 años cuando el sospechoso se desempeñaba en otra institución deportiva posadeña.
En diálogo con el FM 89.3 Santa María de las Misiones, Macarena (hoy mayor de edad e integrante de un club de la Liga Posadeña de Fútbol) relató situaciones y describió el contexto que, por haberse investigado, se habrían repetido y denunciado hace poco más de una semana, tal como lo publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, con jugadoras del Club de Educación.
“Cuando me enteré de las denuncias de las chicas ahora, fue como revivir todo el dolor de hace diez años. Este tipo no cambió para nada me di cuenta porque charlé con las niñas y utilizó el mismo modus operandi, parece un amigo, todo bien y perfecto, después comienza a tratarte mal y a apartarte de tus compañeras, de presionarte con la homosexualidad, estaba arriba tuyo todo el tiempo con eso, te hacía sentir terror, te gritaba y manipulaba. Era un monstruo y para afuera parecía bueno, intachable y perfecto, no levantaba la voz”.
Consternada porque las autoridades, deportivas, políticas y judiciales, pudieron haber evitado que los episodios continuaran y se repitieran durante tanto tiempo, la futbolista amplió: “Yo hice la denuncia en su momento, en 2013, pero me dijeron que lo ayudaron a taparla, con un político influyente. Yo tengo un recuerdo de rencor muy grande, porque me enseñaron que el Estado está para ayudarte y por el contrario apenas mi madre hizo la denuncia, él organizó una reunión con los dirigentes del club en la cancha y le brindaron todo el apoyo”.
“Hasta hoy sigo sufriendo. Por ejemplo, tuve que jugar con mi club (Guaraní) un torneo de homenaje a él. Yo pensaba que era un torneo de la liga y cuando me enteré que le pusieron su nombre no lo podía creer. Intenté no jugar pero como ya nos habíamos preparado con las chicas no quise dejarlas solas”.
Sobre lo que espera hoy ante el escándalo desatado, enfatizó: “Espero que la Justicia actúe hoy, porque hace diez años tuve que escucharlo decir ‘yo siempre caigo bien parado, yo soy un gran entrenador’. Esas fueron sus palabras frente a mi mamá cuando lo denunció. Se burlaba de nosotras”.
“Cuando se ven los mensajes, escuchan los audios o los testimonios directos, es increíble, horroriza y es inentendible como esa persona puede estar libre. Tenía sueldo de la Municipalidad y no trabajaba, se la pasaba las 24 horas acosando a las chicas. Hasta a la escuela de ellas iba, después las perseguía hasta la parada de colectivo y cuando las volvía a ver en el entrenamiento les gritaba ‘fulana anda con fulana, yo las vi, yo las vi juntas’, y éramos criaturas de 13 años y él se creía con derecho a todo”.
Y fue aún más cruda y directa: “Además de psicópata y pedófilo es un homofóbico terrible. Te da pena y rabia que lo defiendan, que hagan comentarios contra las víctimas”.
Sin respuestas
La lucha de Macarena y su progenitora chocó contra el desinterés social y la inacción de las herramientas del Estado para proteger a las víctimas de la violencia sexual y de género. Se sintieron absolutamente solas y no lo calla: “Mi mamá llevó la denuncia al Ministerio de Deportes, para que este tipo no se acercara más a una niña y la dañara, pero no le hicieron caso, esa es la verdad. Fue una humillación más verla a mi madre que volvía demacrada y triste porque no la escucharon, no le creyeron, no nos creyeron hace diez años”.
“Cuando mi mamá vio la semana pasada el comunicado de la presidenta del Club de Educación (Úrsula Rodríguez) que lo despidieron al entrenador, se largó a llorar porque al fin alguien tomó una medida”.
“Vamos con la verdad”
Norma, madre de una nueva víctima, y también denunciante, relató en el mismo programa de la 89.3, los pasos que dieron durante las últimas horas y los momentos clave cuando tomaron conocimiento del peligro que atravesaron las jugadoras, menores de edad.
“El error que tuvo el entrenador y que originó que las chicas se juntaran y hablaran fue cuando salió del grupo de Whatsapp (16 de octubre) enojado porque ese día lunes, no quisieron jugar un torneo barrial. Ellas estaban muy cansadas, destruidas por un campeonato que se jugó el viernes y sábado, y además venían cansadas de las competencias seguidas como los Juegos Evita y la liga local. Se sintieron aliviadas cuando avisó que se iba y ni siquiera le preguntaron el porqué lo hacía. Se juntaron a charlar y decidieron que no iban a seguir bajo su entrenamiento pero que su intención era seguir jugando para el Club de Educación”.
Norma destacó que “gracias al compromiso de la presidenta del club, Úrsula Rodríguez, nos reunimos y las chicas manifestaron todo el hostigamiento y presión que sentían. Todo el trabajo que ellas hacían, juntaban dinero como podían y encima tenían que hacer alfajorcitos y estaban obligadas a vender de cinco a siete docenas cada una de ellas. Esto para nosotros era explotación, poníamos los insumos y las chicas los armaban y vendían y todo el dinero debían rendirlo a él. También fueron víctimas de bullying, a varias de las chicas las llamaba ‘ballena, ahí va la vaca’, les gritaba. También de hostigamiento, por ejemplo ellas debían ir a la casa de él a lavar ropa, limpiar y si no iban después padecían las represalias, las trataba muy mal constantemente”.
“No sabíamos nada, por eso nos sorprendimos cuando vimos algunos de los mensajes que les envió a las mayoría de las chicas. Ellas no se animaban a decirnos nada. Él las trabajaba de a poco, no solo a mi hija, a todas, con esos mensajes”.
“La chica que más sufrió fue la que rompió el silencio y se sucedieron los relatos de las demás uno tras otro. No lo podíamos creer, nos queríamos morir. Vamos con la verdad, tengo fe en la Justicia, aunque no entiendo cómo o por qué opina la gente sin saber lo que sufre una madre. A mi hija este entrenador la dejó de lado, la discriminó del equipo porque no pudo concretar su intención de abuso y obligó a las otras chicas a que no le hablaran, que la dejaran de lado”.
Aseguró a su vez que “al menos las 16 chicas del plantel actual hablaron y estos últimos días aparecieron las víctimas anteriores. Incluso gente mayor de edad ya y de otro club. Como padres estamos dispuestos a no parar, a que se sepa todo, porque se necesitan de pruebas contundentes”.