Existen razones para esperar mejoras significativas en las exportaciones de bienes para el año que viene, especialmente por la recuperación del complejo agroindustrial y la expansión de los sectores energéticos y mineros.
Las exportaciones de servicios también muestran potencialidad, pero que este se concrete dependerá en mayor medida de la política cambiaria que adopte el futuro gobierno que asuma en diciembre, especialmente en materia de restricciones y brecha.
La sequía impactó fuertemente sobre la producción agrícola de la campaña 2022/2023, pero las proyecciones de la próxima cosecha son optimistas por el mejor régimen de lluvias producto del fenómeno El Niño.
Estimamos para la próxima campaña un aumento de la producción de los tres principales cultivos agroindustriales -soja, maíz y trigo- en 82% respecto de la anterior. Esto equivaldría a pasar de 68 a 123 millones de toneladas, niveles levemente inferiores a la campaña récord de 2018-2019.
Tras la pérdida de US$ 20.000 millones de agrodivisas en 2023, la recuperación de la producción agropecuaria esperada para 2024 permitiría alcanzar exportaciones por US$ 53.500 millones (+43% vs 2023).
Esto implicaría un ingreso adicional de US$ 16.000 millones el año entrante. Sin embargo, estas proyecciones estarían todavía US$ 4.500 millones por debajo de 2022 (año récord por altos precios internacionales).
A lo anterior se agrega el ahorro de divisas que traerá aparejado el sector energético, que desde 2010 en adelante arrojó un saldo negativo en el comercio exterior.
Si bien las exportaciones de combustibles y energía mostraban una tendencia creciente desde 2018 (tanto en precio como en cantidades), tras la invasión de Rusia a Ucrania, las importaciones crecieron significativamente más por los mayores precios internacionales.
Como en 2022 el índice de precios de importación de energía trepó casi 70% anual, el déficit energético ascendió a US$ 5.500 millones.
Gasoducto
Con la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, que potenciará la extracción de Vaca Muerta, se prevé la reversión del déficit energético a partir de 2024 por sustitución de importaciones -GNL, gas de Bolivia y gasoil- pero también producto del aumento de las exportaciones de petróleo y, en menor medida, de gas natural enviado a Chile durante los meses de elevada temperatura.
Para el 2024 prevemos que las exportaciones trepen a US$ 9.500 millones (+14% anual, US$ 1.200 millones adicionales) y que las importaciones desciendan a US$ 6.000 millones (-33% anual, una merma de US$ 2.900 millones).
En conjunto, el saldo energético terminaría siendo superavitario por US$ 3.500 millones en 2024, frente al pequeño déficit previsto para este año (inferior a US$ 1.000 millones). Es decir, este sector aportaría alrededor de US$ 4.000 millones netos extra para el año entrante entre ahorro por importaciones y aumento de las exportaciones.
Minería
Otro sector que acompañará la expansión de las exportaciones es el minero. La extracción metalífera y de litio se encuentran entre los sectores con mayor dinamismo productivo, a la vez que se espera que sigan creciendo en el marco de la transición energética global por su mayor demanda.
Hoy en día existen 20 proyectos productivos mineros de mediana y gran escala operativos: se destacan 12 de oro, 3 de plata y 2 de litio, entre otros. Estos ya permitirían exportar casi US$ 4.000 millones en 2023 (récord desde 2013) y se le sumarían 9 que se encuentran en construcción (mayormente litio) y 25 en etapas preliminares.
Esta expansión productiva permitiría que las exportaciones por esta vía se multipliquen por 6 en 2030: de acuerdo con las proyecciones del Ministerio de Desarrollo Productivo y la Secretaría de Minería, pasarían de los casi US$ 4.000 millones de 2023 a US$ 19.000 millones en 2030, donde destaca el litio que pasaría de los US$ 700 millones del año pasado a US$ 8.700 millones en 2030.
Para 2024 el sector minero podría exportar US$ 5.500 millones, lo que equivaldría a un crecimiento anual del 41%, con respecto a este año.
En términos de divisas, en 2024 se generarían US$ 1.600 millones adicionales, aportados principalmente por el litio.
Para los años venideros, la explotación de cobre merece una mención aparte. Desde 1997 Argentina produjo a gran escala mediante la mina Bajo la Alumbrera, que permitió exportar US$ 17.300 millones totales hasta que dejó de estar operativa en 2018.
Hoy en día ya no se produce cobre en el país, pero existen 20 proyectos posibles y uno está por llegar a la fase de producción: se espera que el impacto de su expansión en las exportaciones comience en 2026, dando pie a una tendencia creciente en el mediano plazo que podría aportar exportaciones de cobre por más de US$ 6.000 millones en 2030, lo que posicionaría a Argentina entre los principales 10 productores globales.
Servicios
Por último, resta mencionar el potencial de crecimiento de las exportaciones de servicios, tanto para los próximos años como para 2024.
Las perspectivas oficiales a 2030 proyectan que las exportaciones devengadas totales de Servicios Basados en Conocimiento (SBC) alcancen US$ 18.000 millones y las de turismo US$ 9.000 millones, lo que implicaría más que duplicar los registros de US$ 7.800 millones y US$ 3.700 millones de 2022, respectivamente.
Pero, más allá del dinamismo de estos sectores, el problema de estas actividades es que no todas las divisas se liquidan en el Banco Central: en 2022, por el lado de SBC ingresaron divisas por el 71% de lo registrado (base devengado), mientras que por turismo solo el 14%.
La causa principal obedece a los desincentivos que genera la alta brecha cambiaria a liquidar divisas en el mercado oficial, sumado a la dificultad de controlar los servicios por su intangibilidad (a diferencia de los bienes).
Al primer trimestre de este año se avanzó en la mejora de la proporción de ingresos vía turismo, tras permitir a los turistas extranjeros en Argentina pagar con tarjetas de crédito al dólar MEP, pero aún el ratio sigue bajo (27%). A la vez, tras el parate que sufrió la actividad en la pandemia, para el primer cuarto del año aún restaba recuperar más del 8% de ingresos devengados de divisas por esta vía.
Por estas razones esperamos que en 2024 los ingresos por exportación de servicios continúen al alza, pero la velocidad de crecimiento y la magnitud dependerá fundamentalmente de la política cambiaria.
Dólar
En particular, se verán incentivados si se unifican las cotizaciones cambiarias, aunque también será relevante sostener un tipo de cambio competitivo y estable.
Suponiendo una brecha menor al 50% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo promedio para el año próximo, los ingresos por servicios podrían trepar hasta US$ 10.500 millones en 2024, alcanzando valores similares a los que se exportaban en 2012 por el canal oficial, cuando recién comenzaba el cepo cambiario y el dólar oficial era más competitivo en comparación a los años siguientes.
En el desagregado, creemos que los Servicios Basados en Conocimiento podrían aportar US$ 1.000 millones más y el turismo US$ 550 millones extras que lo aportado en 2023. En suma, para 2024 las proyecciones de todos los sectores de bienes y servicios mencionados muestran una mejora anual de US$ 23.400 millones disponibles frente a este año.
La agroindustria aportaría US$ 16.000 millones en sus exportaciones, la energía US$ 4.100 millones (US$ 1.200 millones más de exportaciones y US$ 2.900 millones por ahorro de importaciones), la minería exportaría US$ 1.600 millones extra y los servicios totales US$ 1.700 millones (de cumplirse ciertos supuestos sobre la política cambiaria).
Pese a este gran crecimiento, la suma de estos cuatro complejos superaría solo por US$ 9.000 millones los niveles de 2022, principalmente por el ahorro energético.
¿Se acaba la pesadilla de los dólares en 2024? No, aún resta un largo camino por recorrer, donde también habrá que abordar otros desafíos: principalmente, el incremento de la deuda comercial, el uso del Swap con China y el acuerdo con el FMI, factores que demandarán divisas líquidas a partir del año entrante.
A su vez, el resto de la macroeconomía deberá ayudar y la política tendrá que aportar lo suyo, pero creemos que existen una serie de elementos para ser optimistas en el potencial exportador neto argentino que permita comenzar un sendero de crecimiento sostenible.
Fuente: Medios Digitales