Una banda armada asaltó ayer una joyería céntrica de Eldodado, a plena luz del día. Tras escapar en un automóvil que fue alcanzado por disparos policiales, cayeron tres de los presuntos autores. Luego de cambiar la rueda pinchada, parte de la gavilla continuó la fuga, pero no llegó lejos. Otros dos sospechosos fueron detenidos mientras circulaban por Wanda en un Wolkswagen Gol, ya cerca de la costa del río Paraná.
Finalmente, ya en horas de la tarde noche en el barrio Cárdenas de Wanda, fue detenido un joven de 23 años, quien sería el último de los integrantes de la banda delictiva que había perpetrado el robo.
La detención se concretó en el marco del operativo provincial para capturar a los integrantes de la organización criminal. En ese contexto, en el barrio mencionado cerca de la costa del río Paraná, los agentes divisaron a un sujeto escondido entre un malezal, quien intentó huir pero fue detenido a los pocos metros en un rápido despliegue de efectivos. Una vez identificado, determinaron que se trataba del sexto implicado en el robo, quien fue trasladado a la dependencia policial a fines de continuar con las diligencias de rigor pertinentes a cargo del Juzgado de Instrucción Nro. 2 de Eldorado.
“Nos trenzamos en lucha con ellos”
El propietario de la joyería, Jorge Niederberger (47), contó a PRIMERA EDICIÓN que los asaltantes “entraron como clientes a las 11.15, uno con anteojos para sol y los dos con gorras. Yo estaba solo con mi esposa. Uno de ellos llevaba un arma de fuego tipo pistolón y el cómplice un cuchillo. No tenemos un arqueo respecto al valor de lo que nos sustrajeron, no fue mucho, pero gracias a Dios estamos vivos. Su acento no era de acá. Por un lado tratamos de tranquilizarnos, pero por el otro tu propiedad hay que defenderla. Los vimos nerviosos, a cara descubierta, como si fueran novatos. Nos obligaron a abrir la caja fuerte y se llevaron alianzas, dijes, dinero, pero no mucho. No tocaron la caja registradora o las joyas que estaban en la vitrina”.
“Se pusieron tensos cuando se dieron cuenta que la situación demoraba. Uno de ellos dijo al otro ‘agarrá lo que puedas y vamos’. Fue allí que decidimos reaccionar con mi esposa. Ella forcejeó con el del cuchillo y yo con el que tenía el arma recortada. Caímos al piso, nos golpeamos, terminamos con magulladuras y otras lesiones pero gracias a Dios todo leve. Se rompieron algunas cosas dentro del comercio, pero nada grave”, relató.
Un dato llamativo y no menor que sumó fue que uno de ellos “estuvo el día anterior merodeando el comercio”.