La migraña es una enfermedad que tiene como síntoma principal el dolor de cabeza, usualmente muy intenso e incapacitante para quien lo sufre.
Es una afección muy frecuente, de base genética, que afecta a entre el 12 y 16% de la población general, siendo la incidencia más alta en las mujeres.
Se debe distinguir la auténtica migraña de otros tipos de cefaleas o dolores de cabeza, tales como la cefalea tensional, que es mucho más usual, la cefalea en racimos y las cefaleas secundarias que pueden estar originadas por multitud de causas, como gripe, meningitis, traumatismos craneoencefálicos y tumores cerebrales.
El 80% de los pacientes migrañosos presenta su primer ataque antes de los treinta años. La enfermedad cursa con episodios de dolor agudo intercalados entre largos períodos libres de síntomas.
La frecuencia de las crisis es muy variable, lo más usual es entre uno y cuatro episodios al mes que duran entre 4 y 72 horas si no se realiza ningún tratamiento.
El dolor puede estar precedido de manifestaciones neurológicas variadas que se llaman aura y consisten en trastornos visuales o sensación de hormigueo en labio, lengua y la mitad de la cara.
El aura se presenta en uno de cada cuatro pacientes. Dura entre 20 y 60 minutos y cuando desaparece hay un intervalo menor de una hora sin síntomas antes de que comience el dolor que corresponde a la siguiente fase.
El dolor suele ser de gran intensidad, afecta a la mitad derecha o izquierda de la cabeza, más raramente a ambos lados simultáneamente; se acompaña por sensibilidad a la luz (fotofobia), náuseas, vómitos y empeora claramente con la actividad física.
Por qué la luz agrava las migrañas
Todo apunta a que el dolor propio de la migraña se produce cuando las meninges (el sistema de membranas que rodea al cerebro y al sistema nervioso central) se irritan y se estimulan los receptores de dolor de la zona.
Esto explica el dolor punzante y la tensión en el cuello que afecta a quienes la padecen.
Pero hasta ahora no se entendía por qué el 85% de los pacientes con migraña sufre también de fotofobia o sensibilidad extrema a la luz, que les obliga a llevar gafas de sol incluso de noche.
Los científicos del Centro Médico Diaconesa Beth Israel en Boston (Estados Unidos), dirigidos por Rami Burstein, han descubierto que muchas personas ciegas que sufrían migraña también evitan la luz.
Analizando el cerebro de estos sujetos, los investigadores comprobaron que en presencia de luz, ciertas neuronas de la retina enviaban señales a un grupo de células nerviosas en el área del cerebro conocida como tálamo que recibe y transmite señales de dolor asociadas con la migraña.
Como consecuencia las neuronas del dolor aumentan su actividad. Y el incremento en la intensidad del dolor podría permanecer incluso hasta veinte o treinta minutos después de que el estímulo luminoso desapareciera.
Una serie de síntomas o sensaciones variadas y a veces sutiles se presentan por regla general varias horas antes del dolor. Algunos de los más frecuentes son bostezos continuos, falta de atención y deseo de ingerir alimentos dulces.
Alimentos que favorecen la migraña
Un mayor consumo en primavera y verano de leche fresca por las mañanas, de frutas como la frutilla o la naranja en el postre, de atún en lata y tomate en las ensaladas, de carne no fresca (conservada durante más de 48 horas en el frigorífico) facilitan la ingesta de cantidades altas de histamina, una molécula que aumenta el riesgo de padecer ataques de migraña, según afirman especialistas del laboratorio DR Healthcare.
Algo similar sucede con productos vegetales fermentados, el marisco, pescado azul, algunos cárnicos crudos curados, mantequillas, los quesos madurados, como el roquefort y la clara de huevo.
Algunos de estos alimentos liberan histamina, mientras que otros provocan la liberación endógena de esta sustancia, con similares efectos.
La histamina está presente en todos los alimentos de la dieta cotidiana y el cuerpo la metaboliza a través de la enzima diaminooxidasa (DAO). El 95% de los migrañosos estudiados en una investigación de la cátedra en Nutrición y Bromatología de la Universidad de Barcelona ha demostrado tener un déficit de dicha enzima, lo que provoca una acumulación de histamina en el cuerpo que contribuye a desencadenar más ataques de migraña.
¿La migraña afecta más a las mujeres?
Según los estudios, en Europa y Estados Unidos el número de mujeres que padece de migraña prácticamente triplica al de los hombres.
Un artículo publicado en la revista Brain revela que las afectadas por esta enfermedad presentan un engrosamiento en dos áreas del cerebro que no se detecta en personas sanas ni en hombres con migraña. En concreto, estos engrosamientos se producen en la ínsula posterior, un área relacionada con el dolor, y en el precuneus. Esta zona, aunque se ha relacionado recientemente con las migrañas, también podría ser el centro del cerebro que albergue la conciencia de una persona y el sentido del “yo”.
¿Cómo se traducen estas diferencias en la vida cotidiana? Para comprobarlo, los científicos compararon la actividad del cerebro de voluntarios y voluntarias afectados de migraña mientras se los sometía a una experiencia dolorosa que consistía en tocar una taza de café muy caliente.
En las mujeres con migraña “estas zonas más gruesas se ‘hablaban’ y trabajaban juntas para responder al dolor”, explicó Nasim Maleki, del Hospital Infantil de Boston y de la Escuela Médica de Harvard.
Además, los investigadores comprobaron que, en respuesta al dolor, casi todas las estructuras que respondían más fuerte en las mujeres formaban parte de los circuitos emocionales.
“En los hombres, cuando viene el dolor, el cerebro dice ‘¡au!’. En las mujeres, el cerebro dice ‘¡AAAAAAAAAAAAU!’” (Nasim Maleki).
Para los expertos, estos resultados podrían explicar la causa de que la proporción de mujeres con migraña que acaban experimentando ansiedad o depresión sea mayor que la de hombres.
Fuente: Muy Interesante