El 12 de septiembre de 1815 es una de esas fechas de alto valor histórico regional, pero que prácticamente pasan desapercibidas por gran parte de la población. Se trata del día en que se libró la Batalla de Candelaria, en el marco de la gesta iniciada por Andrés Guacurarí para la recuperación de los pueblos de la costa del Paraná, que desde 1811 permanecían en custodia del Paraguay a raíz de la derrota militar sufrida por las tropas de Manuel Belgrano en su campaña en el país vecino.
Tras esa derrota se firmó un tratado en el cual cedió “bajo custodia” los pueblos de la ribera del Paraná: Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus más las localidades de la otra orilla del Paraná como Encarnación y Trinidad.
En 1815, cuando Andrés Guacurarí llegó a la región con el cargo de Comandante General, intentó que esos pueblos volviesen a formar parte de Misiones. Primero lo hizo diplomáticamente, pero al no haber éxito en las negociaciones, emprendió una campaña militar.
Un dato importante de resaltar es que Guacurarí no comandó el ataque, porque se encontraba enfermo, contagiado de viruela. Los ataques de esa batalla estuvieron comandados por Fray José Acevedo (cura cordobés), quien era capitán del ejército y al mismo tiempo secretario y hombre de confianza de Andresito, y el capitán Manuel Miño.
La línea de defensa paraguaya no soportó el embate de la caballería guaraní y se replegó hacia el pueblo, donde trató de resistir tras los gruesos muros de piedra. Tras más de tres horas de combates, las fuerzas paraguayas decidieron abandonar Candelaria y cruzar a la banda opuesta del río Paraná.
Entonces Andrés Guacurarí entró triunfal en Candelaria y a partir de ese momento se convertirá en el caudillo y conductor del pueblo guaraní misionero.