El ministro de Economía, Sergio Massa, lanzó ayer -una vez encarrilada la situación con el FMI y en la recta final rumbo a las elecciones presidenciales de octubre- una nueva batería de medidas y anuncios para tratar de compensar el dramático impacto de la devaluación pos-PASO y reactivar el poder adquisitivo y, en consecuencia, el consumo.
En síntesis, lo anunciado ayer por Massa reproduce más o menos el “plan platita” de elecciones pasadas, solo que con menos plata disponible y, por ende, menos impacto positivo para los beneficiarios, al punto de que el dinero que ingrese a la mayoría de los bolsillos (salvo el de los sectores más castigados) lo hará a través de la toma de créditos blandos o a cuenta de futuros aumentos salariales.
En cualquier caso, hay escepticismo sobre la posibilidad de que el oficialismo logre recuperar el favor del electorado solo mediante la inyección de dinero.
Es que, por un lado, no hay plata que alcance para compensar el deterioro que la inflación causó en los ingresos de los argentinos, un número creciente de los cuales -además- se maneja por fuera del esquema tradicional del empleo asalariado en relación de dependencia y en su mayoría no se verán alcanzados por estos bonos o pagos a cuenta.
Sí resonó positivamente la confirmación por parte de Massa de que dejarán de pagar retenciones los productos de las economías regionales que tengan valor agregado (entre ellos, el propio ministro mencionó la forestoindustria y el tabaco, aunque podría haber más). Aunque ayer no especificó a partir de cuándo, el propio funcionario había prometido varias veces que sería a partir de septiembre. Mismo mes en el que se espera la implementación del Área Aduanera Especial. En pocos días se verá o no.