La esencia de nuestra existencia es una danza cósmica entre la imaginación y la realidad, entre el deseo y la manifestación.
Tal como una semilla alberga dentro de sí la promesa de un árbol frondoso, así nuestra imaginación guarda las posibilidades inexploradas de nuestro futuro. Es en este espacio etéreo y enigmático de la imaginación donde el universo cobra vida, donde el tiempo y el espacio se pliegan para dar paso a nuevas realidades.
Todo lo que ves a tu alrededor fue alguna vez una idea, un destello en la mente de alguien, un producto de la imaginación. Así, somos creadores de nuestra realidad, artífices de nuestras vidas. Tu realidad no es más que una manifestación tangible de tus pensamientos, de tus sueños, de tus miedos y esperanzas.
La imaginación es una facultad poderosa y debemos usarla de manera consciente. Si nuestras mentes son jardines, nuestros pensamientos son las semillas que sembramos. Así como una semilla de limón no puede dar un naranjo, los pensamientos negativos no pueden dar resultados positivos. Es por ello que debemos nutrir nuestra imaginación con ideas constructivas, con visiones de paz, amor y prosperidad.
La conexión con nuestro Yo superior es un canal de sabiduría divina que nos guía a través de la jungla de la vida. Sin embargo, esta conexión se debilita cuando nos preocupamos o nos llenamos de miedo.
Si usamos nuestra imaginación para crear imágenes de miedo y ansiedad, esas son las semillas que plantamos y esa será la cosecha que obtendremos.
Pero si usamos nuestra imaginación de forma consciente y deliberada, si la llenamos de imágenes de paz, amor y abundancia, entonces atraeremos esas realidades a nuestras vidas. Así es como nos conectamos con nuestro Yo superior y nos alineamos con la fuente de todo lo que es.
La imaginación es el lienzo en el que pintamos nuestras vidas. Todo lo que es, fue alguna vez imaginado.
Así que usa tu imaginación sabiamente. Sueña en grande.
Cree en tus sueños. Déjate guiar por tu Yo superior. Y recuerda siempre que tu imaginación es más poderosa de lo que puedes imaginar.
Si puedes soñarlo, puedes lograrlo. Si puedes imaginarlo, puedes manifestarlo. Que el sagrado Sol siga iluminando tus pasos.