Comenzó con el junio más cálido en el planeta desde que hay registros, hace 174 años, pero luego siguió en ascenso. Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea, la primera quincena de julio fue, probablemente, la más cálida de la Tierra desde al menos 1979 (en cuanto a la temperatura media diaria del aire en superficie). Ello coincide con varias olas de calor simultáneas en el hemisferio norte que hicieron saltar por los aires récords en puntos muy distintos del planeta.
El 16 de julio, la estación meteorológica de Sanbao, en la localidad china de Turpan, midió 52,2°, la temperatura más alta jamás registrada en este país asiático. Al mismo tiempo, los termómetros en Estados Unidos llegaron a los 53,3° en el Parque Nacional del Valle de la Muerte (California) y batieron récords de días por encima de los 43° en Phoenix (Arizona).
El calor extremo también golpeó a Europa, donde se alcanzaron los 46,3° en Licata (Italia) o los 45,4° en Figueres (España). Esta última ola de calor acabó en España con 40° récords nuevos y la sorprendente marca de la localidad catalana, que se convierte en el punto más al norte de la Península que supera los 45°.
Este calor excepcional que afecta también a los mares, con un calentamiento extremo del Atlántico norte, se produce al comienzo de la entrada en escena del fenómeno de El Niño, que los meteorólogos esperan que complique todavía más la situación.
“Sumado al cambio climático causado por las actividades humanas, elevará las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos”, advirtió en mayo el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas. Los climatólogos llevan insistiendo todo el verano: el clima empuja al planeta a territorio inexplorado.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) prevé que, por cada 0,5° de incremento de la temperatura media del planeta se produzcan aumentos claramente perceptibles en la intensidad y frecuencia de los extremos cálidos, incluidas las olas de calor.
El secretario general de la OMM advirtió que “tenemos que redoblar los esfuerzos para ayudar a la sociedad a adaptarse a lo que, lamentablemente, se está convirtiendo en la nueva normalidad”.
Fuego y cancelaciones
En Atenas, la normalidad en estos días es que el comercio pequeño cierre o cambie el horario para abrir más tarde. Por estos días, solo se veía a gente por la calle en las zonas turísticas. En la Acrópolis reparten gratuitamente botellines de agua a los turistas para evitar golpes de calor, excepto los días más calurosos en los que los sitios arqueológicos cierran.
Aunque 2023 no está cumpliendo con las expectativas del turismo -los hoteleros, que auguraban una temporada de récord, aseguran que se vive una oleada de cancelaciones-, millones de turistas lidian con el calor como pueden.
El Boletín Meteorológico de Emergencia, elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional Heleno, alerta de la sucesión de olas de calor desde mediados de julio hasta, como mínimo, agosto. En Grecia central se superan los 44°, en la capital hay 42°. No serían temperaturas extremas en esta época si fueran picos; lo que no era habitual, hasta hace poco, son tantos días seguidos con tanto calor.
La bebida más popular de Grecia es el freddo espresso, un café fuerte, batido para que sea espumoso, al que se añade cuantioso hielo. Los turistas lo confunden con el frappé, otra modalidad que fue popular hace décadas. Aunque se bebe todo el año, también en invierno, en esta época el consumo de freddo se extiende por todas las capas sociales y todos los lugares, desde las playas a las oficinas, pasando por las comisarías, los kioscos o, claro, las cafeterías.
Desgraciadamente, es común que violentos incendios forestales acompañen a los días de canícula (temporada del año en la cual el calor es más fuerte en el norte). El 18 de julio el fuego comenzó a arrasar zonas forestales de Ática que sobrevivieron a los de años anteriores.
Los siguientes días empezaron más fuegos. La noche del 19 al 20 de julio, el incendio más cercano iluminaba con luz rojiza la capital desde el Parnés, uno de los tres macizos montañosos que rodean Atenas.
Más de 2.000 personas debieron evacuadas el sábado en barcos desde la turística isla de Rodas a causa de un incendio que desde hace cinco días permanece fuera de control. Tres buques de los guardacostas guiaron a más de treinta embarcaciones privadas para la operación de evacuación.
El pico máximo de calor en Italia se produjo el miércoles de la semana pasada, cuando se alcanzaron hasta 45° en distintas partes del país. Roma llegó a temperaturas récord, que rozaron los 42°, y hasta 23 ciudades tuvieron que decretar la alerta roja.
Las temperaturas empezaron a descender al día siguiente desde el norte del país, pero en el sur siguen castigando a la población y a los turistas que en esta época del año abarrotan el país. El centro de Roma, precisamente, está mucho más vacío de lo habitual en estas fechas.
A pesar de que el turismo subió alrededor de un 10% respecto al año pasado, el calor obliga a muchos visitantes a permanecer resguardados en los hoteles hasta tarde. “Es verdad, se nota. Y es normal: es hasta peligroso salir a esta hora”, explica una de las cajeras del Coliseo.
El Ministerio de Sanidad italiano puso en marcha un número telefónico de emergencia, activo desde el miércoles para señalar alarmas. Varias personas, sin embargo, han sido ya víctimas de golpes de calor.
El último, un panadero en Padua de 63 años que falleció a causa de complicaciones provocadas por la subida de temperatura. También se tiene bajo observación a los animales en los zoológicos. El Bioparco de Roma distribuyó helados y fruta congelada para que les ayude también a mitigar las altas temperaturas.
Más de 860 récords
Más de 90 millones de personas vivieron el viernes pasado en Estados Unidos en peligro por el calor extremo, en zonas con temperaturas entre los 39,5° y 51,6°.
Suman algo menos de la tercera parte de la población del país, repartida en una vasta región pintada de rojo oscuro en el sur, desde Florida hasta Texas, y desde Oklahoma hasta Georgia.
El epicentro (y el poder del símbolo) se ha posado sobre Phoenix (Arizona) donde están batiendo su propio récord histórico: más de 20 días seguidos por encima de los 43,3°.
En El Paso (Texas) llevan 35 jornadas con máximas que superan los 37° y estos días han llegado a los 44°. En Las Vegas han tocado esta semana el infierno de los 45º en mitad del desierto de Nevada, mientras en el parque de Death Valley (el Valle de la Muerte), en California -Estado en el que se están registrando temperaturas sin precedentes en la habitualmente más fresca región del norte- el mercurio marcó hasta 53° a la sombra (62° al sol, casi de una plusmarca mundial).
Las autoridades mandan cada mañana alertas por calor extremo y recuerdan que entre 2018 y 2020, más de 3.000 personas murieron por causas relacionadas con el calor, según estadísticas de los centros para el control y la prevención de enfermedades.
La semana en la que se registró el tercer fallecimiento por calor en Death Valley, los pronósticos vaticinan que esa cuenta empeorará durante este verano.
En las estaciones meteorológicas de Estados Unidos se pulverizaron más de 860 marcas de calor en los últimos días, según la agencia meteorológica nacional (NOAA, por sus siglas en inglés).
Alertas y hospitalizaciones
Más de 3.900 japoneses fueron hospitalizados entre el 3 y 9 de julio, según han informado las autoridades niponas.
Días atrás Japón emitió alertas por temperaturas superiores a los 35° en 32 de las 47 prefecturas del país; los termómetros de Tokio ya superaban los 30° a las seis de la mañana del martes.
Países de toda Asia se vieron azotados por varios episodios de calor sin precedentes, una situación que ha avivado las preocupaciones sobre si estas naciones tendrán la capacidad de adaptarse a fenómenos climatológicos extremos que, según vaticinan los expertos, serán cada vez más frecuentes.
En un reciente informe sobre la situación en la región, la World Weather Attribution, una coalición de científicos que estudia el impacto del cambio climático, alerta de que las olas de calor en zonas húmedas son mucho más peligrosas para la salud y que tendrán lugar con una frecuencia 10 veces mayor en el futuro cercano.
Según proyecciones de la ONU, en Tailandia, podrían producirse 30 muertes más por cada millón de habitantes a causa del calor en las próximas dos décadas, y 130 más por millón a finales de siglo.
En Corea del Sur, las fuertes lluvias azotaron las regiones del centro y el sur desde la semana pasada. El sábado, más de una docena de vehículos quedaron anegados en un paso subterráneo de la ciudad de Cheongju al derrumbarse el dique de un río.
En la provincia suroriental de Gyeongsang del Norte murieron 22 personas, muchas por corrimientos de tierras y remolinos de torrentes.
En el norte de India, las inundaciones repentinas, los corrimientos de tierras y los accidentes relacionados con las fuertes lluvias han causado la muerte de más de 100 personas desde el inicio de la estación monzónica el 1 de junio, donde las precipitaciones superan en un 41% la media.
En India, el río Yamuna alcanzó los muros del recinto del Taj Mahal en Agra por primera vez en 45 años, sumergiendo varios otros monumentos históricos, e inundó partes de la capital del país asiático.
El río Brahmaputra, que atraviesa el estado indio de Assam, se desbordó este mes y sumergió hasta la cintura casi la mitad del Parque Nacional de Kaziranga, hogar del raro rinoceronte de un cuerno.
Siesta en Alemania
Los científicos llevan tiempo advirtiendo de que el cambio climático, causado por las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes principalmente de la quema de combustibles fósiles, hará que las olas de calor sean más frecuentes, graves y mortales.
En Alemania, la ola de calor suscitó un insólito debate sobre si los centros de trabajo deberían introducir siestas para los trabajadores.
En España, El Corte Inglés, una de las mayores cadenas de grandes almacenes del país, declaró que las ventas de aparatos de aire acondicionado se habían disparado, al igual que el interés por los cojines refrigerantes para mascotas y caballos.
“El calor extremo actual se debe principalmente a un anticiclón de lento movimiento, un sistema de altas presiones, que está dominando la atmósfera superior sobre el sur de Europa”, explicó Florian Pappenberger, director de Previsiones del ECMWF.
China frente a la temperatura más alta jamás registrada
En muchos puntos de China el sol también golpea con potencia y la vida se vuelve casi inviable en el exterior.
Las olas de calor recorren el gigante asiático desde junio, y diversas regiones experimentaron los ciclos más calurosos en décadas, que llegaron antes y fueron más dispersos y extremos que en años anteriores, según meteorólogos citados por la agencia oficial Xinhua.
Hace unos días, en Turpan, la mayor depresión de China, una sartén ubicada en la desértica región de Xinjiang, el calor ya era sofocante con cerca de 40° al mediodía. Los turistas en las ruinas de Jiaohe se cubrían con paraguas y avanzaban despacito entre las ancestrales casas de tierra seca excavadas en la roca de este oasis.
Si uno sobrevivía a la visita era gracias a los mercaderes que ofrecen pedazos de sandía y melón en la sombra. Unos días después se alcanzó en Sanbao, una localidad de Turpan, la mayor temperatura jamás registrada en China: 52,2°. En las llamadas montañas flameantes, una hermosa cadena de promontorios que parecen llamaradas, la superficie de la tierra llegó a los 80°.
La semana pasada la capital, Pekín, superó los 35° por vigesimoctava vez en lo que va de año, el mayor número de jornadas desde que hay registros. Muchos optan por cubrirse por unas ligeras prendas de ropa técnica que los protege de las radiaciones.
“Normalmente por estas fechas ya habría cambiado los expositores, pero este año es tan caluroso que aún no lo he hecho porque todavía hay clientes”, dice una vendedora de estas vestimentas en su puesto ubicado en el mercado internacional de Yiwu, el mayor centro de venta de productos al por mayor del mundo.
Fuente: El País, Agencias y Medios Digitales